Un agricultor de la localidad de Lepe (Huelva) ha sido condenado por incurrir en un delito contra la propiedad industrial al multiplicar sin autorización 800 ejemplares de la variedad vegetal protegida de arándano Snowchaser. El agricultor obró a sabiendas de que carecía de la correspondiente autorización del titular, Rústicas del Guadalquivir S.L., licenciataria en exclusiva en España de determinadas variedades de arándanos y, entre ellas, la denominada Snowchaser.
El Juzgado de Primera Instancia núm. 2 de Ayamonte (Huelva) ha dictado con fecha 25 de mayo de 2017 un auto por el que declara firme la sentencia que condenó en su día a este agricultor a una pena de prisión de cuatro meses, inhabilitación especial para el derecho al sufragio pasivo, multa, pago de indemnización por los daños y perjuicios causados, así como de las costas procesales, considerándolo autor de un delito contra la propiedad industrial tipificado en el artículo 274.3 del Código Penal.
Antonio Villarroel, máximo responsable de Geslive, ha señalado que la falsificación de la identidad de las variedades vegetales que se acondicionan para siembra tiene “graves consecuencias” para los obtentores de nuevas variedades vegetales, a los que se les está causando pérdidas millonarias cada año, y también para todo el conjunto del sector. “Este fraude masivo –ha precisado– constituye una grave competencia desleal no solo para los productores de semilla autorizados sino también para los agricultores que abonan debidamente las retribuciones por el reempleo de grano”. Por eso el Código Penal tipifica este delito con penas de hasta tres años de prisión.
Uso ilegal de variedades vegetales protegidas
Desarrollar nuevas variedades vegetales y ponerlas a disposición de los agricultores sólo es posible si se lleva a cabo una inversión continua en costosos programas de investigación. Para sostener estos programas de mejora y desarrollo de variedades es vital proteger los resultados de los trabajos de los obtentores y respetar los derechos de propiedad industrial.
La investigación y desarrollo de nuevas variedades por parte de las empresas obtentoras ha permitido a los agricultores duplicar sus rendimientos a lo largo de los últimos 50 años, con un notable aumento de la calidad de sus cosechas.
La reproducción o la compra de semillas o plantas ilegales, o el reempleo de granos para la siembra sin aplicar los derechos de propiedad industrial, ponen en serio peligro la investigación y comprometen el futuro de nuestra agricultura.
La utilización de material vegetal producido clandestinamente puede generar resultados deficientes y acarrear serios perjuicios económicos al agricultor, además de poner en riesgo la seguridad del consumidor, ya que se dificulta la trazabilidad de los alimentos que consume.
Geslive concede las licencias de producción y comercialización del material de las variedades protegidas, asegurando la percepción de los royalties que posteriormente revierte a los obtentores. Geslive actúa siempre, por imperativo legal, sin ánimo de lucro para sí misma y persiguiendo exclusivamente el beneficio de sus socios y clientes.