El sector citrícola español puso punto final a la campaña 2019/2020 con una sonrisa en la boca. La vecería de los árboles, por un lado, que mermó un 18% la producción hasta los 6,2 millones de toneladas (la cifra más baja desde 2015/2016); y el boom de la demanda a partir de marzo como consecuencia del estado de alarma (en abril creció un 53%, según Nielsen) dieron lugar a unos precios medios muy superiores a los de años anteriores que, sólo en el caso de la naranja, doblaron con creces los percibidos en campo en 2018/2019.
La única nota negativa la pusieron las exportaciones, que cayeron un 3,8% en volumen debido, sobre todo, al descenso del 15% de las ventas al exterior de mandarinas. Aun así, las exportaciones nacionales se mantuvieron por encima de los 3,3 millones de toneladas. “En los últimos meses de la campaña, la situación generada por el COVID-19 hizo que se parase la exportación para dar servicio a España”, explica José Vercher, presidente de Bollo International Fruits.
Estos buenos resultados, sin duda, suponen una inyección de optimismo para el sector que, en cualquier caso, es muy consciente de los problemas y limitaciones que sigue encontrando.
RADIOGRAFÍA DEL SECTOR
Desplazamiento de las zonas de producción
La Comunidad Valenciana continúa perdiendo protagonismo y apenas supone ya el 50% de la producción nacional. Y lo hace a favor de Andalucía, que concentra el 35% del total, y la Región de Murcia (13%).
Menos hectáreas, pero más productivas
Tras tocar techo en torno a 2008, cuando se cultivaron más de 320.000 hectáreas, la superficie ha descendido paulatinamente hasta las 307.025 ha. Aun así, la producción se ha mantenido en el entorno de los 6,5 millones de toneladas. Los cítricos españoles son ahora más productivos.
Dimensión de las explotaciones
En la Comunidad Valenciana, el 80% de las explotaciones son de menos de 20 hectáreas, cifra que se reduce al 30% en Andalucía y a apenas el 20% en la Región de Murcia.
Fuerte atomización
Aunque se ha reducido el número de operadores comerciales, siguen siendo en torno a 300 los exportadores registrados frente a una demanda de producto (importadores, supermercados, etc.) altamente concentrada.
De líderes a vagón de cola
Pese a seguir liderando la exportación mundial, lo cierto es que los cítricos españoles hace años que perdieron ‘el oro’ del podio nacional a favor de otras frutas y hortalizas.
Mercados de destino
España ha pasado de exportar a 37 países entre 1975 y 1984 a hacerlo a 93 en las últimas campañas; sin embargo, prácticamente todo (94%) se queda en Europa.
Competencia
Esta no solo llega del hemisferio sur, sino también del arco mediterráneo, donde países como Marruecos, con su Plan Verde, o Egipto, con nuevas plantaciones en el entorno del Nilo, siguen creciendo. Además, ya no sólo compiten con otros cítricos, sino que la desestacionalización les obliga a hacerlo también con otras frutas.
Sin promoción
El sector no invierte nada en promoción desde hace más de una década, hasta el punto de que, según Francisco Borras, consultor agroalimentario, “los cítricos españoles tenían un nombre y ahora ya no lo tienen”.
LAS FORTALEZAS DEL CÍTRICO
“Todo el mundo pretende exportar a Europa, que es donde se aprecia y se paga el cítrico”, explica Jorge García Vicent, presidente de Asociex, para quien España cuenta con una gran fortaleza frente a sus competidores: la cercanía. “Somos capaces de servir fruta en malla, caja, del calibre adecuado, con marca blanca… en apenas dos días, y eso es imposible para el resto de países, que envían la fruta a granel y luego se empaqueta en Europa”.
Junto a la cercanía, el servicio es el segundo punto fuerte del sector nacional. Es más, según Enrique Bellés, director general de Cooperativas Agro-alimentarias de la Comunidad Valenciana, “somos, probablemente, el sector que puede ofrecer un mejor servicio a sus clientes”. Además, “España produce con un alto nivel de respeto al entorno y seguridad alimentaria.
RETOS
Limitaciones fitosanitarias
En este asunto, el sector es claro: no se pueden prohibir materias activas sin dar alternativas, como tampoco se puede imponer a los exportadores comunitarios exigencias en materia de seguridad alimentaria que no cumplen países terceros. Aun así, poco a poco, se imponen prácticas de cultivo para obtener productos residuo 0 o bio.
Calidad y continuidad
Es necesario investigar en variedades que permitan ampliar el calendario de producción y ofrecer “un producto de calidad durante más tiempo”, comenta José Vercher.
Ecológico
“Las nuevas generaciones de consumidores demandan productos diferentes, más respetuosos con el medio ambiente y sostenibles”, entre ellos, el bio, como apunta Xavier Nolla, director de Operaciones de Naranjas Torres, quien aboga también por defender y promover el consumo en fresco de naranjas, un producto que prácticamente se consume todo en zumo.
Commodity
El consumo en España y Europa marca una tendencia descendente, en gran medida, porque los cítricos son un producto commodity en un mercado global. La diferenciación y la promoción son “claves para mantener nuestro liderazgo”, afirma Enrique Bellés.
Unión y promoción
Ambas deben ir juntas porque, más que promoción a nivel empresarial -que también-, los cítricos españoles la necesitan a nivel sectorial para recuperar su lugar en los mercados. En esta línea, cabe recordar que ya se han sentado las bases de la nueva Intercitrus como posible vertebradora del sector, “ahora solo falta dinamizarla”, insiste Jorge García Vicent.
“No podemos impedir que entren cítricos del hemisferio sur”, afirma Francisco Borrás, pero sí “incidir en que la distribución española destaque el momento en el que el producto nacional llega a los lineales”. El consultor aboga, asimismo, por promocionar los cítricos españoles en “Europa y con el dinero de Bruselas”, en clara alusión a las ayudas para tal fin de la Unión Europea (UE). Y es que, como concluye José Vercher, promover el consumo de producto europeo resulta fundamental para contrarrestar las importaciones de terceros países, que llegan a Europa con precios más bajos.