La Fundación Cajamar y la Fundación Miguel García Sánchez abordarán proyectos conjuntos para fomentar el control biológico por conservación mediante infraestructuras ecológicas, setos de flora autóctona y nidales, que fomenten la presencia de fauna auxiliar beneficiosa para los cultivos de frutas y hortalizas.
El convenio lo han rubricado Roberto García Torrente, director de Innovación Agroalimentaria de Cajamar, y Jesús García Puertas, consejero delegado de Grupo La Caña y patrono de la Fundación Miguel García Sánchez, en un acto celebrado en la sede de esta última entidad, en Motril (Granada).
Esta colaboración está dirigida a lograr un mayor desarrollo y conservación de la biodiversidad como herramienta estratégica para el manejo de las plagas. Su primer proyecto estará dirigido por Mónica González Fernández, investigadora de la Estación Experimental de la Fundación Cajamar, y Samuel Ortega Lozano, director ejecutivo de la Fundación Miguel García Sánchez, y se centrará en actividades de formación y divulgación de los beneficios de promover la biodiversidad funcional mediante el uso de infraestructuras ecológicas entre los agricultores, a través de artículos, charlas, ponencias o cursos; así como la difusión del resultado de investigaciones enmarcadas en el convenio.
Más de 30 kilómetros de setos ya plantados junto a invernaderos
El compromiso y la difusión de una agricultura sostenible ha sido siempre un objetivo prioritario para Cajamar, que mediante diversas iniciativas desde hace diez años viene promoviendo estrategias de control biológico por conservación y el manejo óptimo del hábitat para fomentar la presencia de enemigos naturales autóctonos en el entorno de los invernaderos. De este modo, impulsando estos proyectos contribuye a una mejor gestión integrada de las plagas que permita reducir la necesidad de aplicar productos fitosanitarios.
En este sentido, Roberto García Torrente, director de Innovación Agroalimentaria de Cajamar, destaca la buena acogida que está teniendo esta iniciativa por parte de los agricultores, ya que, desde que se inició esta línea de trabajo, se han plantado más de 30 kilómetros de setos alrededor de los invernaderos de Granada y Almería: “Para Cajamar, este convenio con la Fundación Miguel García Sánchez es especialmente importante y esperamos que, gracias a este acuerdo podamos lograr una mayor concienciación y divulgación de estas prácticas, además de ayudar a través del asesoramiento técnico a todos aquellos productores que estén interesados en poner en marcha estas iniciativas”.
Por su parte, Jesús García Puertas, presidente de la Fundación Miguel García Sánchez, señala que el convenio de colaboración firmado consolida el trabajo que ambas entidades llevan realizando de manera conjunta desde hace bastantes años. “Son distintos proyectos en el ámbito de la I+D+i los que se han desarrollado conjuntamente, todos enfocados a mejorar la eficiencia y productividad de nuestro sector, siempre con el enfoque de ser capaces de cumplir con las exigencias de unos consumidores cada vez más concienciados en la protección del medio ambiente, y que nuestra agricultura sea un ejemplo de sostenibilidad y desarrollo”.
Pacto Verde Europeo
A la hora de abordar los actuales retos climáticos y medioambientales, como contempla el Pacto Verde Europeo (Green Deal), la agricultura juega un papel fundamental que pasa por un cambio de paradigma: producir más con menos recursos. En definitiva, cultivar alimentos de la mayor calidad y seguridad alimentaria, de forma sostenible económica, social y medioambientalmente. De ahí la necesidad de que la agricultura afronte un nuevo salto cualitativo y se erija en el principal motor para fomentar su conservación, buscando un modelo que se alíe con la naturaleza y ponga especial énfasis en el papel que juega la biodiversidad en la regulación y el control de las plagas.