Bonnysa e ITC han colaborado en el lanzamiento de la nueva tapa para tomate rallado de la compañía alicantina, dentro de su estrategia de apostar por envases reciclados o de fuentes no fósiles, un nuevo concepto que apuesta por la sostenibilidad mediante la incorporación de polipropileno biocircular a su fabricación. Este biopolímero de segunda generación se diferencia de la materia prima fósil en su origen vegetal ya que proviene de desechos orgánicos procesados hasta convertirse en polímeros.
Mediante la incorporación de los bioplásticos ambas compañías colaboran con la reducción de la huella de carbono de los envases gracias a que las emisiones producidas en el proceso de fabricación de la materia prima se compensan mediante la captura de C02 que aportan las plantaciones agrícolas y por la rapidez de regeneración de los cultivos.
Para garantizar la procedencia de la materia prima ITC se ha acogido al sistema de certificación ISCC Plus, protocolo que ha permitido la incorporación al portfolio de ITC de nuevos materiales Bio-Circular que optimizan la sostenibilidad de los envases. El sello ISCC Plus es un protocolo que lidera la transición hacia una economía circular, mediante un sistema de certificación que garantiza la trazabilidad de las materias primas asegurando su origen sostenible y promoviendo la economía circular. Esta certificación ha permitido a ITC lanzar sus primeros proyectos de envases circulares fabricados con material proveniente de reciclado avanzado y, por tanto, aptos para el contacto alimentario.
La empresa hortofrutícola Bonnysa está apostando por una transición a envases reciclados, o nuevas propuestas que resulten más sostenibles y que vayan más allá de la reciclabilidad actual en los envases que están utilizando. La estrecha colaboración con ITC busca establecer un nuevo paradigma en los productos de IV y V gama donde ser más respetuosos con el medio ambiente.