Antes de ponerme a escribir esta nota estaba viendo el contenido del Foro Agroalimentario 2014 que tendrá lugar el 3 de junio en Cartagena. En las ocasiones anteriores he hablado de las marcas de calidad, de la comunicación de atributos a los consumidores, de la importancia de responsabilizarse de las actividades agrícolas, pero, ¿realmente todo eso es necesario?
Yo no voy a intentar convencer a nadie de que lo es, ni mucho menos de que no lo es. Pero quiero aprovechar esta tribuna para compartir con los lectores lo que pienso de la necesidad de fijar parámetros de sostenibilidad en la agricultura y medirlos con escalas objetivas que permitan a los productores entrar en la dinámica de la mejora continua y el perfeccionamiento de los estándares.
Empezaré de forma aleatoria con mis reflexiones:
– El papel social de la agricultura. En un contexto de destrucción de empleo como el que nos encontramos, las actividades agropecuarias son una gran bolsa de empleo. Aún hay muchas cosas en la agricultura que se tienen que realizar a mano, que consumen mucha mano de obra, y un sector agropecuario dinámico es un gran antídoto para el paro.
o Sin embargo el tratamiento social y fiscal de la agricultura es bastante poco sustentable. Si por ejemplo miramos la fiscalidad, la agricultura es una actividad primaria que está en la base de la creación de valor añadido, por lo tanto, todas las cosas que consumen los agricultores deberían estar en el IVA super reducido, porque conforme el producto asciende por la cadena de consumo se transforma y se le da valor, con lo que el IVA de la producción primaria debería estar en el mínimo para que tenga una mínima coherencia.
o De igual manera, la renta de los agricultores debería tener más mecanismos de seguridad, no sólo los seguros agrarios y la correcta vigilancia de los precios. Pero ¿cómo puede ser sustentable una cadena de distribución donde todos ganan menos el agricultor? ¿A nadie le resulta raro que haya productos cuyos precios se multiplican por diez o más entre el campo y la mesa? Aún y existiendo economía de libre mercado, estas prácticas deberían estar reguladas de alguna forma. Si el sistema estrangula económicamente a los agricultores, simplemente no hay economía, al menos no en este país, porque el abastecimiento se traerá del extranjero y ahí viene mi tercera reflexión sobre este tema.
o La agricultura es uno de los mecanismos más eficientes de balancear la cuenta corriente, dado que es muy caro y lento establecer un tejido industrial que permita exportar manufacturas y transformados de alto valor. El refugio de una economía como en este momento la española es la exportación de productos básicos y alimentos. Si salen de un país miles de millones euros por comprar petróleo, electrónica, coches, etc., deberíamos prestarle mucha atención a las actividades económicas que nos traen el dinero de vuelta, y potenciarlas. De lo contrario los países se empobrecen en tanto que no pueden competir con tecnología y transformados.
– No quiero acabar esta parte sin dedicarle un pensamiento también a las sociedades rurales, porque también los núcleos rurales nos pueden dar ejemplo de sostenibilidad. Potencian el consumo local, los desplazamientos suelen ser cortos, consumen poca energía y tienen una fuerte cohesión que a menudo falta en los núcleos urbanos.
