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Un nuevo divorcio se ha consumado en el seno de Intercitrus. Tomás García Azcárate

Malas noticias para nuestras naranjas y mandarinas, Tomás García-Azcárate analiza la salida de Cooperativas Agroalimentarias de Intercitrus.

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Lo leíamos en estas mismas páginas de nuestra revista Mercados:

Viaje de Intercitrus: hasta aquí llegamos las cooperativas. Cirilo Arnandis

Un nuevo divorcio se ha consumado en el seno de Intercitrus. Los divorcios son siempre el fracaso de unos intentos y de muchas ilusiones. No suele haber un solo responsable sino que, con las consabidas excepciones, la responsabilidad suele ser compartida aunque a menudo a partes iguales.

El hecho de que no sea el primer divorcio, que haya habida antes crisis e intentos de reconciliación, no es óbice para que siga siendo una mala noticia. Los cítricos son una de las joyas de la corono de la agricultura española, quizás con el aceite de oliva la que más tradición histórica tiene.

La incapacidad del sector de llegar a acuerdos y de construir futuro juntos es dolorosa, más aún para los que nos preciamos de tener buenos amigos que queremos y respetamos tanto entre los sindicatos agrarios como entre las cooperativas y el comercio privado.

Sin coordinación del sector, el futuro se hace mas sombrío. Como bien saben los compañeros de la otra interprofesión citrícola, AILIMPO, la coordinación no es garantía de que no habrá crisis de mercado pero brinda instrumentos para generar consensos y acuerdos entre los actores del sector, facilita información estadística y comercial fiable y permite acciones conjuntas, de promoción entre otros.

Son varios los retos del sector citrícola en general, y naranjero y mandarinero en particular: la competencia de terceros países (Egipto en particular en nuestra temporada de producción), la cola de campaña de los productos del hemisferio Sur, las plagas que podemos importar si no hay protocolos eficaces, la necesidad de hablar de una sola y fuerte voz en Bruselas, el impacto del cambio climático en la calidad de nuestros frutas y la estabilidad de nuestras producciones, por solo poner cinco ejemplos entre los más vistosos.

¿Alguien cree que sin interprofesión activa y eficaz el sector esta mejor colocado para responder a estos retos? Los avances que se habían registrados en el inicio de esta década tras la vuelta a la actividad (aunque limitada, vuelta a la actividad sin embargo) de Intercitrus nos da una primera respuesta, lo que contribuye aún más al pesar y la congoja.

La coordinación entre actores distintos, con intereses contradictorios es difícil pero es deseable y, sobre todo, es posible como nos demuestran los subsectores limonero o del aceite de oliva.

No siempre mi suegra tenía razón, pero, cuando me decía que “querer es poder”, esta vez y sin que sirva de precedente, la tiene y mucha. Sin “querer”, no hay “poder”. En cambio, lo que si seguro que hay es un fututo mucho más sombrío para todos.

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