El precio de entrada del tomate marroquí en Europa
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Los productores de tomate de España, Francia e Italia reclaman la reforma del método de cálculo del valor de importación a tanto alzado del producto originario de Marruecos, para que refleje el precio real y evitar «perturbaciones» en el mercado comunitario.
El título del artículo no refleja la realidad. Los productores no piden un “nuevo” cálculo, piden esencialmente la vuelta al método de constatación de precios utilizado por la Comisión, mejorado en todo lo posible, hasta el año 2014.
Hasta aquel año, los precios utilizados para seguirle la pista al tomate marroquí era el del tomate redondo. El tema fue negociado por el Director General de Agricultura de entonces, Guy Legras, con las autoridades marroquís directamente.
Las razones que tenía el alto cargo comunitario para ello son dos. La primera es de orden público, acorto plazo. Los problemas en el mercado europeo del tomate son esencialmente en el producto estándar, la “commodity”. Vigilando el tomate redondo, esta uno minimizando las manifestaciones de agricultores.
La segunda, en la misma línea, es más a medio plazo. Se trataba de estimular que Marruecos se posicione cada vez más en el mercado de las “especialidades”, como el cherry, que se venden a un precio mucho más alto, Para ello, se dispuso de 2 instrumentos: el control de precios sobre el tomate redondo, por un lado, y la importación preferencial, sin límite, de tomate con gran rebaja del arancel, respetando el precio consolidado, no el precio preferencial del acuerdo.
No sé si me explicado bien. Marruecos tiene un contingente de importación a un precio preferencial por un lado, pero puede exportar a Europa, como cualquier otro país, si respeta el precio consolidado ayer en el GATT y ahora en la OMC. Este segundo tomate disfruta de una considerable disminución de los derechos de aduana aplicables.
En el 2014 han pasado dos cosas. La primera es que se ha producido un cambio en la mecánica del precio de entrada. Sin meternos en tecnicismo, el sistema tenía un agujero de consideración que permitía, respetando el texto del reglamento, el eludir gran parte de su impacto estabilizador.
En respuesta a este cambio, la presión desde las autoridades marroquís sobre la Comisión fue creciendo, argumentando que Europa no había respetado el contenido de su acuerdo con Marruecos. Este acuerdo preveía, y prevé, que ambas partes han de ser informadas con antelación de la voluntad de la otra parte de modificar los términos del acuerdo. Insistieron en que este proceso na había tenido lugar.
En política, y en negociación (casi) todo vale. El argumento de que no habían sido informados es, sin embargo peculiar. El cambio se encontraba en el nuevo reglamento de la organización común de los mercados, negociado durante 2 años en el marco de la PAC 2014-2020. El texto era plenamente conocido, incluso este punto que fue saludado como un paso en la buena dirección por los productores europeos, y nadie en el reino alauita manifestó el menor interés, o la menor inquietud, al respecto.
Esta presión desembocó en el cambio del método de constatación de precios. En lugar de seguir el precio del tomate redondo, se pide a cada Estado miembro (esencialmente a Francia en base al mercado de Saint Charles) que calcule un precio medio diario ponderado entre todas las categorías de tomates. El resultado es un aumento del precio constatado. Siempre que entren suficientes “especialidades”, el tomate redondo puede entrar a precios más bajos que anteriormente y, por lo tanto, generar más tensión en el mercado de la “commodity”.
El actual sistema impulsa el crecimiento de las importaciones de tomate “commodity” procedente de Marruecos, lo que ni es bueno para los productores europeos ni lo es, a medio y largo plazo, para los buenos productores marroquís que son los que producen las especialidades y saben que el futuro desarrollo de la producción marroquí no puede estar centrado en los productos con menos valor añadido.
¿Qué se puede hacer ahora, además de mandar una carta al Comisario? Mi opinión es que habría que pedir a la Comisión que hiciera una evaluación del cambio del 2014, sobre la evolución del mercado y de las rentas de los productores europeos y marroquís. Si no lo quiere hacer la Comisión, los productores europeos deberían promoverla por su cuenta, con el apoyo de sus respectivos gobiernos.
Esta evaluación tendría que ser rigurosa, independiente, realizada por un buen equipo seleccionado de manera transparente para asegurar su calidad y que pueda ser útil para la segunda fase de la operación, implantar las mejoras al sistema que sean necesarias en función de los resultados de la mencionada evlaucaion.