Desde primeros de año estamos viendo cómo diferentes campañas hortofrutícolas se están cerrando con resultados negativos. Bajos precios, superproducción, problemas climáticos, poco consumo y un sinfín de excusas para explicar que está pasando en sectores que iban viento en popa.
Está claro que los cambios que se están produciendo en la sociedad están calando de alguna forma en este sector. Cambios estructurales y económicos a los que no hemos sabido darles solución. Quizás se han mirado demasiado el ombligo y no han salido a mirar qué había fuera.
¿Qué ha cambiado en los mercados? Si haces esta pregunta nadie es capaz de describir la realidad, ya que su realidad en muchos casos, se limita sólo al campo. La comercialización sigue siendo una asignatura pendiente para el sector hortofrutícola y de la que deben estar más pendientes que nunca. Se ha vuelto muy complicado, hay demasiadas variantes que influyen y las empresas o cooperativas con pequeñas estructuras son incapaces de controlar esos vaivenes.
Existe en este panorama una máxima y es que para poder entender y tener éxito en un entorno tan cambiante hay que estar preparado y tener estructuras suficientemente consolidadas para capear estas situaciones. Por lo que la única salida que tiene el sector, y cada día será más importante, es la concentración, no hay otra salida.
