Almería versus Valencia
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Una interesante comparación entre el movimiento cooperativo de frutas y hortalizas valenciano y almeriense. ¿Sólo el cooperativo y solo el agrario?
La revista “Anales de la Economía pública y cooperativa” acaba de publicar (en inglés) un muy interesante artículo comparando la situación actual y la trayectoria de dos de los más importantes movimientos cooperativos existentes en dos de las principales regiones productoras españolas de frutas y hortalizas, la Comunidad Valenciana por un lado y Almería por otro (las referencias al artículo se encuentran al final de este post).
Como resumen los autores, “En este artículo se comparan dos importantes áreas españolas de producción hortofrutícola (F&V), como son las de Almería y Valencia, en las que las cooperativas agrícolas, pequeños agricultores y la agricultura familiar juegan un papel fundamental. Sus cooperativas F&V han seguido vías de desarrollo distintas y han adoptado estructuras y estrategias diferentes, atribuibles a circunstancias históricas, culturales y políticas, así como a infraestructuras, medidas políticas y regulatorias y/o a la exposición internacional. Al considerar los factores que contribuyen al éxito o al fracaso de las cooperativas agrícolas, la atomización persistente se cita a menudo como inhibitoria de la capacidad de las cooperativas para prosperar. Si bien no descartamos la importancia de las economías de escala, planteamos analizar la actividad cooperativa agrícola desde un enfoque neo-endógeno (una mezcla de factores exógenos y endógenos en el que características y actores a nivel local interactúan con fuerzas externas o globales), en combinación con ideas de la teoría de la dependencia de la trayectoria y del enfoque del ciclo de vida dinámico. Las cooperativas agrícolas se presentan como entidades dinámicas, susceptibles de renovación, redistribución, regeneración y recombinación.”
De Almería destacan, entre otros, el “milagro” productivo que arrancó en la década de los 70; el buque insignia que representa CAJAMAR y el cluster formado por las cooperativas, COEXPAL, el centro del IFAPA, la Universidad de Almeria, las fincas experimentales; el papel que jugó el movimiento cooperativo en la masiva adopción de la lucha integrada contra las plagas.
De Valencia, subrayan por ejemplo la gran tradición histórica del movimiento cooperativo que remonta a los finales del siglo XIX; su gran arraigo local y la tradición demócrata-cristiana; el buque insignia aquí es ANECOOP, que desempeña un importante papel también, en la innovación.
Usando la teoría del ciclo de vida, las cooperativas valencianas están en la fase de madurez, puerta abierta hacia el declive o la refundación. Las cooperativas almerienses están todavía en fases anteriores, de crecimiento, más dinámicas.
El artículo me ha gustado, y mucho. Ha estimulado en mí una reflexión: esta conclusión, es aplicable únicamente a las cooperativas hortofrutícolas de ambas zonas o es más general.
Me parece que Almería tiene muy claro cuál es su papel en el mundo: la huerta de invierno de Europa por un lado complementado con un sector turístico.
Tengo el privilegio de disfrutar de la amistad de muchos amigos valencianos, amigos de los de verdad. Discutiendo el tema con ellos, he llegado a la conclusión que el diagnóstico es más general. Valencia ha sido una zona de gran pujanza económica y comercial, con un importante tejido empresarial de pequeñas y medianas empresas en sectores como el textil, la cerámica, el juguete, el calzado…, todos sectores que se han visto confrontado a una competencia terrible con la globalización de la economía. Esta clase empresarial, esta clase trabajadora formada y educada, ha sufrido auténticos varapalos. Al mismo tiempo, apareció el boom turístico e inmobiliario con la actual crisis bien conocida de todos. El derrumbe se ha llevado por delante no solo a buena parte del tejido empresarial sino también a la banca regional, a las cajas de ahorro, a las cajas rurales (sintomáticamente incorporadas a CAJAMAR, por ”consejo” del Banco de España), sin hablar del descalabro de la clase (o “casta”) política. Incluso en un producto de tanta tradición como los cítricos, el mayor dinamismo se ha desplazado hacia Andalucía, con importantes inversiones industriales de empresarios valencianos como Martín Navarro.
¿Quiere esto decir que no hay futuro, en Valencia en particular? Los autores, y coincido plenamente con ellos, terminan con una nota sinceramente optimista. Por un lado, hay auténticos maestros valencianos en cuanto a capacidad comercializadora se refiere. Por otro, aventuras como la de la sandía Bouquet o el persimon (ambos de la mano de ANECOOP) son ejemplos de bien hacer, de investigación y desarrollo al servicio del sector que demuestran que no solo el futuro existe sino que está ya aquí.
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El artículo en cuestión:
Cynthia GIAGNOCAVO1, C.; GEREZ1, S. andCAMPOS i CLIMENT, V. (2014): PATHS TO COOPERATIVE SURVIVAL: STRUCTURE, STRATEGY AND REGENERATION OF FRUIT AND VEGETABLES COOPERATIVES IN ALMERÍA AND VALENCIA, SPAIN. Annals of Public and Cooperative Economics Volume 85, Issue 4 (617-639) http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/apce.12054/abstract
Mas de 30 años hablando del mismo problema en la C.V. (minifundio parcelario, no solo de explotaciones), pero nadie ha puesto en marcha medidas efectivas para solucionarlo (¿por qué?)
DesplaZado, por favor!!! Muy interesante el artículo, gracias
Muy de acuerdo contigo. Yo también soy optimista con Valencia, aunque creo que hay un enorme problema de dimensionamiento en la producción (explotaciones demasiado pequeñas) que dificulta la profesionalización del primer eslabón de la cadena.