El de hoy es un consumidor consciente y la preocupación por la salud, su alimentación y por el respeto al medio ambiente ya no son una tendencia, sino un cambio de valores, que aúna la manzana IGP Poma de Girona: proximidad, salud, responsabilidad social, cuidado del entorno…
Una diferenciación que otorga el sello de calidad y que la ha convertido en un referente de tradición en los mercados. Sus empresas integrantes, Giropoma, Frutícola Empordà y Girona Fruits, continúan trabajando para ofrecer un producto único en sus cuatro variedades, Gala, Granny Smith, Red Delicious y Golden, pese a las dificultades a las que se enfrentan hoy día.
Entre ellas, la subida de los costes de producción, como la mano de obra, los envases, los principales insumos y el gasto en I+D+i y renovación varietal. A esto se suman el COVID-19 y las medidas de distanciamiento, seguridad e higiene que han tenido que implementar en campo y almacén, con una distribución de trabajo por grupos cerrados. Además, “una de nuestras principales preocupaciones es la vivienda de los temporeros porque la responsabilidad social es la base de nuestro buen hacer”, declara Llorenç Frigola, presidente del Consejo Regulador de la IGP Poma de Girona.
«Apuestan por una renovación varietal basada en materiales que se adapten al cambio climático»
En el aspecto medioambiental, apuestan por una renovación varietal basada en materiales que se adapten al cambio climático, que sean resistentes a las adversidades, con menores necesidades de insumos y más productivas. “En esta línea, este año tenemos previsto producir unas 5.000 Tn de estas nuevas variedades más rústicas”, señala Frigola.
Campaña actual
Las perspectivas apuntan a que habrá un menor volumen de producción con respecto a anteriores temporadas, aunque el porcentaje de manzana certificada será el mismo, de forma proporcional. En concreto, “esperamos recolectar unas 80.000 toneladas de manzana certificada por la IGP”, señalan. Lo que sí destacará será la calidad de la manzana, que se prevé “exquisita”.