La investigación en patata en Neiker-Tecnalia se ha centrado desde su inicio en el desarrollo de nuevas variedades adaptadas a diferentes ambientes y procesos industriales. Desde la expansión de la patata en Europa, las variedades generadas durante los últimos 250 años parecen haber derivado tan solo de unas pocas introducciones, y por lo tanto presentan una base genética muy estrecha. Esto provoca una erosión genética y la ruptura de las resistencias para la protección del cultivo. Por ello, en los últimos años Neiker ha decidido explorar nuevas fuentes de variabilidad emparentadas con este cultivo, iniciando un programa de mejora genética para calidad nutricional mediante la incorporación de germoplasma exótico proveniente de los Centros de Origen y Diversidad de la Patata.
Por otra parte, el creciente interés por los compuestos fitoquímicos y la evidencia científica que soporta su consideración como una dimensión más de la calidad nutricional avala la introducción de este criterio en un programa de mejora genética. En este contexto, se ha evaluado el contenido de distintos grupos de compuestos bioactivos (antocianinas, fenoles totales y carotenoides totales), así como la capacidad antioxidante hidrofílica y determinados minerales en una amplia colección de genotipos de patata con diferente pigmentación. Se ha encontrado una gran variabilidad que ha permitido la realización de cruzamientos con variedades del entorno genético de Solanum tuberosum, con el fin de lograr una mejor adaptación a nuestras condiciones de cultivo.
La evaluación de dichos clones, aún no finalizada, se ha centrado en distintos parámetros como ciclo vegetativo, rendimiento, aptitud para fritura y cocido y contenido en compuestos fitoquímicos y minerales. En función del genotipo y del método analítico utilizado, se han medido valores de capacidad antioxidante hidrofílica entre tres y quince veces superiores a los obtenidos en la variedad comercial Kennebec. Las concentraciones de antocianinas y fenoles totales halladas en algunos cultivares son comparables a las de algunos frutos y bayas consideradas fuentes excepcionales de compuestos bioactivos, tales como fresas o arándanos. Respecto a los minerales, se han identificado genotipos con concentraciones hasta un 85% superiores de magnesio, un 43% de potasio, un 93% de zinc y un 220% en el caso del hierro, tomando la variedad Kennebec como testigo.
Actualmente se dispone de una serie de clones avanzados con características interesantes y adaptados a nuestras condiciones agroecológicas, que tras un proceso de selección constituirán nuevas variedades con alto valor nutricional.w