“Si no lo hacemos nosotros, lo harán otros”. VIVEROS SEVILLA
Sudáfrica es un hándicap, pero no el único. El sector debe mejorar muchos aspectos para no perder su posicionamiento de líder exportador mundial que está a punto de arrebatarle Egipto. Entrevista a Carlos Carrascosa, gerente de Viveros Sevilla.
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La producción de cítricos va a descender un 17%, ¿en qué medida afecta al desarrollo de la campaña?
Si afecta, lo hará favorablemente. Ya sucedió en la campaña 2017/2018 y otras anteriores, a menor oferta, mejores precios, aunque hay que recordar las fuertes producciones de Marruecos, Turquía y Egipto, que también juegan en nuestra liga. Egipto está a punto de arrebatar a España el puesto como mayor exportador del mundo de este producto.
¿La renovación varietal es todavía una asignatura pendiente en el sector?
La renovación varietal siempre ha sido una constante en el sector. Solo hay que ver las numerosas cuadrillas de re-injertadores que recorren los campos españoles cambiando de variedad, así como las nuevas plantaciones establecidas año tras año.
Las nuevas variedades se van incorporando paulatinamente conforme se va demostrando su aporte de valor y van ocupando interesantes nichos de mercado. Un problema de esta renovación es la práctica irresponsable de los que se creen más listos e introducen en nuestro territorio material vegetal sin control con la esperanza de conseguir ventajas económicas futuras poniendo en riesgo toda nuestra citricultura.
La normativa viene a decir que, si una variedad no ha pasado la cuarentena y, por tanto, no está legalizada para su cultivo en España se inicia expediente y orden de arranque. Personalmente creo que habría que llegar más allá, porque considero que ha puesto en riesgo el medio ambiente, y por tanto se debería considerar dicha práctica como un delito ecológico independientemente de si el material vegetal estuviera o no contaminado por enfermedad alguna. Nos jugamos la sanidad de nuestro sector. Nos jugamos el futuro.
El sector citrícola español se enfrenta a numerosos retos, sobre todo a la competencia de terceros países como Sudáfrica. ¿Es realmente la causa de la difícil situación?
El acuerdo comercial entre la UE y Sudáfrica puede ser un factor, pero no el único. No todos los problemas nos vienen de fuera, aunque parezca últimamente que sí.
Nuestros cítricos tienen una gran calidad. Hay que poner en valor el alto nivel de exigencia de nuestra legislación agroambiental, nuestras garantías en materia de seguridad alimentaria y sostenibilidad medioambiental, social y económica que los cítricos de terceros países no tienen, por tanto, nos deberíamos posicionar en los mercados bajo este paraguas de calidad que nos distingue y diferencia del resto, además de muchos otros.
Si solo miramos al tema Sudáfrica (por cierto, interceptados hasta octubre 124 envíos de cítricos con plagas y enfermedades), y que opino hay que seguir peleándolo, solo resolveremos o no este aspecto, pero no debemos olvidar que hay más problemas que la globalización nos causa y que hay que afrontarlos si queremos conseguir algo. Existen problemas coyunturales que nuestro saber hacer debe afrontar de forma inteligente, pero seguimos arrastrando problemas estructurales desde hace años como la falta de incorporación tecnológica donde pretendemos con sistemas de producción arcaicos ser competitivos, dimensiones de explotación cuyas producciones no son capaces de cubrir los costes fijos, atomización de la oferta, etc. Adaptar las estructuras a las necesidades actuales así como adecuar la oferta a la demanda parece de obligado cumplimiento si no queremos seguir la senda de los precios bajos.
Aquí es donde es necesaria la figura de una Intercitrus fuerte y organizada como herramienta imprescindible para el logro de muchos retos. Que aúne objetivos y ejerza de elemento dinamizador del sector que permita acuerdos comerciales de calado, de lobby ante la administración y sugiriendo al sector lo que más le convenga.
¿A nivel de enfermedades cree que los cítricos europeos están protegidos?
Desprotegidos totalmente y desamparados. En 2018, la Comisión Europea (CE) propuso introducir algunos cambios en la reglamentación actual con el objeto de mejorar el control de las plagas y enfermedades que entran en los cargamentos vegetales importados de terceros países y que resultó absolutamente decepcionante puesto que excluyó a los cítricos.
De nuevo, la falta de sensibilidad de los países del norte frustraba las pretensiones de 8 países miembros amenazados por enfermedades como la mancha negra, que infesta los containers de cítricos importados desde Sudáfrica, o el “greening”, enfermedad letal del sector.
El MAPA debería dejarse de actuaciones políticamente correctas y apelar a la cláusula de salvaguardia si fuera necesario. La sanidad de nuestro sector no debería dejarse en manos de terceros.
Apostar por variedades tardías cambiando el calendario de producción, naranjas pigmentadas, cítricos como el kumquat… son algunas de las estrategias del sector para aportar valor. ¿Cuál es la vuestra?
Nuestra apuesta es constante mediante la incorporación de nuevos genotipos que aporten valor a nuestros clientes. Estos valores pueden venir por nuevas apariencias, cambios en las fechas de recolección, producciones más elevadas, mejores sabores, pieles más atractivas, o simplemente ocupar huecos de desabastecimiento. Al mercado hay que satisfacerlo con lo que pida, y si no lo hacemos nosotros lo harán otros.
La apuesta por el cultivo sostenible está cada vez más vigente por parte de los supermercados. ¿Cómo responden a esta tendencia?
Esta apuesta pretende mejorar la competitividad de los cultivos citrícolas a través del fomento de prácticas sostenibles de fertilización y riego, reducir los impactos ambientales asociados a la producción y contribuir a preservar y mejorar el empleo rural. Los viveros, como empresas agrícolas que somos, apostamos igualmente por la producción sostenible con los mismos objetivos y avanzamos en esa dirección.