La pandemia del COVID-19 ha impactado con fuerza en la economía en general, hasta el punto de alterar significativamente la agenda de prioridades de los directivos de las empresas, según constata el informe ‘CEO Outlook 2020: COVID-19’, de KPMG. De hecho, el 80% de ellos (todos CEOs de compañías a nivel mundial que facturan más de 500 millones de dólares anuales) asegura que la crisis sanitaria ha acelerado el proceso de digitalización de sus empresas. El único hándicap a día de hoy para que ese impulso sea definitivo es la incertidumbre sobre los escenarios operativos en los que se desarrollará su actividad en el futuro.
En este sentido, Hilario Albarracín, presidente de KPMG en España, explica que, “en un escenario de incertidumbre, los CEOs están adoptando las medidas necesarias para que sus compañías generen confianza” y, en este proceso, “la transformación digital ha adquirido un papel protagonista, ya que permite fortalecer la capacidad de respuesta de la empresa ante eventos disruptivos, garantizando el mantenimiento de la actividad y el flujo de comunicación con los grupos de interés”.
De hecho, así ha sido durante los primeros meses de la pandemia y, es más, en el sector hortofrutícola, “la tecnología ha aportado calidad, flexibilidad, cercanía, garantía… y ha permitido seguir funcionando de forma óptima dada la situación, ayudando a este sector tan esencial, que ha estado a la altura de las circunstancias”, afirma José Luis Molina, presidente de Hispatec. Para él, si bien es cierto que la digitalización del agro se ha acelerado como consecuencia de la pandemia, también lo es que apenas se han producido “cambios rupturistas”. Lo que sí se aprecia es “una mayor sensibilización por parte de todos los eslabones de la cadena de valor”. Y es que las empresas del sector no deben ver su digitalización como una estrategia a corto plazo, limitada al teletrabajo o la venta online, sino que deben ir más allá e integrarla en sus planes a largo plazo y cómo parte de su operativa global.
Cambios en la empresa
Según Jairo Hernández, director comercial de Gregal Soluciones Informáticas, la transformación digital en las empresas agro se está produciendo “en todas las áreas, ayudando en cada una de ellas a mejorar la productividad de los usuarios de herramientas tecnológicas, la consistencia de la información (implicando una mejor toma de decisiones) y una mejora en la competitividad de la empresa”.
La digitalización en el campo, “ha comenzado con retraso con respecto al resto de procesos de la empresa”; sin embargo, en el último año, “estamos constatando una creciente preocupación del empresario por industrializar el campo”, apunta Jairo Hernández. “En el sector agrícola, todo el proceso parte de las explotaciones, luego, disponer de buenas herramientas tecnológicas en esta área garantiza un mejor control de la producción y costes del cultivo”, explica.
Entre los muchos cambios introducidos por la pandemia, destaca sin lugar a dudas la implementación del teletrabajo, de ahí que hayan sido las soluciones colaborativas y de comunicación unificada, las herramientas de seguridad o digitalización de documentos (“la oficina sin papeles”) las más demandadas. Igualmente, “hemos constatado un incremento de inversiones en ‘la nube’, así como la solicitud de servicios online”.
¿Coste o inversión?
En Gregal lo tienen claro: “La digitalización implica una inversión en tecnología”, cuyo retorno dependerá del punto de partida de cada empresa, así como la operativa a digitalizar. Y así la perciben muchas de las empresas del sector hortofrutícola: “Ya no tenemos necesidad de ‘evangelizar’, puesto que los empresarios están cada vez más concienciados de la necesidad de acometer esa transformación digital”, concluye Jairo Hernández.
LA DIGITALIZACIÓN, DESDE EL CAMPO
• Explotación agrícola. Herramientas digitales para el control de visitas, recomendaciones, tratamientos, aplicaciones. Además, se mejora el control de las explotaciones, las tareas que se realizan y quién las acomete. El uso del IoT (Internet of things) mejora los costes y calidad de los cultivos.
• Administración. Herramientas de gestión documental integrada con el ERP, que agilizan la introducción de albaranes, facturas… y minimizan los errores humanos.
• Central hortofrutícola. La aplicación de herramientas de inteligencia artificial y movilidad en los procesos mejora la productividad, reduce los costes de confección, incide en la calidad del producto y, al final, contribuye a minimizar las reclamaciones.
Jairo Hernández, Gregal Soluciones Informáticas: «Ya no tenemos que ‘evangelizar’, los empresarios están cada vez más concienciados sobre la transformación digital»
José Luis Molina, Hispatec: «La digitalización del agro se ha acelerado, pero no se han producido cambios disruptivos»