1. Mayor diversidad varietal. El abanico de variedades de melón que cada año se cultivan en nuestro país es muchísimo más amplio que el de sandía, lo que dificulta la obtención de frutos de la misma calidad durante toda la campaña. “La calidad de la sandía es mucho más homogénea porque trabajamos con menos variedades”, explica Juan Manuel Gutiérrez, gerente de Agromancha; y es en esta consistencia de la calidad donde radica la repetición de compra y, por ende, buena parte del aumento del consumo.
Además, y como apunta Carlos Nemesio, responsable del programa de sandía de Anecoop, este cultivo “ha innovado de forma más certera que el melón en los últimos años”. De este modo, mientras la sandía ha tratado de responder -y lo ha logrado- a “necesidades concretas del mercado”, el melón ha centrado su innovación en nuevos colores, formatos y sabores, diversificando aún su oferta varietal y dando respuesta sólo a “una demanda muy reducida, en lugar de a las exigencias que debería cubrir realmente: sabor, vida comercial y retorno al productor”.
2. Un cultivo más rentable. Así es como ven los agricultores a la sandía. Es más fácil de cultivar que el melón, entre otras cosas, porque padece menos enfermedades y plagas. Además, aunque la inversión por hectárea es algo mayor (unos 10.000 euros frente a los 8.000 del melón en La Mancha, según la Interprofesional del sector), los rendimientos del cultivo también son más altos, de modo que “el agricultor cubre gastos más rápidamente”, apunta Ramón Lara, presidente de la Cooperativa Nuestra Señora de Peñarroya. Asimismo, en zonas como Almería, y en según qué tipologías, “seguimos teniendo problemas de calidad”, lamenta Chema Fernández, responsable de melón en Unica, de modo que “los agricultores son reacios a plantarlo”, sobre todo el Galia.
3. Profesionalización. Este es para Marcos Maroto, de Cereales Borrascas, uno de los motivos que ha impulsado el cultivo de sandía en zonas como La Mancha, donde hace apenas 20 años “se sembraba muy poco”. Hoy cuentan con las mejores variedades e, incluso, con cortadores profesionales. Y poco a poco, el melón avanza en la misma línea. Campañas como ‘No cortes en verde’, en Andalucía, unidas al esfuerzo del propio sector por lograr los Brix y calibres adecuados están permitiéndole acortar distancias con respecto a la sandía.
4. Consumo. Son varios los factores que han logrado incrementar el consumo de sandía en España y Europa en los últimos años. En primer lugar, la llegada al mercado de las primeras sandías sin semillas y, en concreto, las Bouquet de Anecoop, en 1992. “Hasta entonces, era una fruta consumida en Europa por algunas minorías étnicas, principalmente, y casi condenada a desaparecer”, explica Nemesio, quien añade que, desde entonces, “el conjunto del sector -casas de semillas, productores y comercializadores- no ha parado de trabajar en la mejora varietal, la ampliación del calendario de producción, diseño de campañas de comunicación…”. A ese aumento del consumo también ha contribuido la popularización del corte en tienda en nuestro país, además del más alto estándar de calidad de la sandía, que le ha permitido ganarse la confianza de los consumidores.
5. Competencia. “El melón ha encontrado una competencia más sólida en otras zonas de producción que la sandía”, comenta Jorge Reig, director general de Agroponiente Natural Produce, entre ellas, Brasil y Centroamérica. De hecho, ni siquiera los intentos por ampliar la ventana comercial española con recolecciones en Níjar (Almería) y Águilas (Murcia) en noviembre han permitido al melón español ganar cuota de mercado. “Es un ciclo complicado”, afirma Jorge Bervel, responsable de melón de Ramiro Arnedo, y explica que “este tipo de producciones coinciden con las brasileñas, que son de muy buena calidad y con menores costes”.
Sabor, calidad y consistencia, unidos a una mayor rentabilidad son, por tanto, las claves que han permitido a la sandía alzarse como una de las frutas preferidas por el consumidor. Y deben ser también las líneas estratégicas para recuperar el melón: “Su futuro pasa por ofrecer un producto de calidad estable, que suponga un valor añadido para algunas de las partes de la cadena de valor”, concluye José Guirado, Melon Market Developtment de Bayer.
Tendencias en melón
1. ‘Democratización’ del melón. Para Bernardo Cuenca, Crop Coordinator Melon & Watermelon de Rijk Zwaan, en el futuro, “encontraremos más fácilmente la misma tipología de melón en cualquier mercado de Europa”.
2. Rotura de la disponibilidad 365 días. El aumento de costes y la necesidad de reducir riesgos podrían traer consigo una disminución de los volúmenes de contraestación.
3. Adaptabilidad y resistencias. “Debemos poner el foco en las necesidades específicas de cada zona geográfica, aportando las resistencias adecuadas”, apunta José Guirado, Melon Market Developtment de Bayer.
4. Reducción de costes. La mejora se centrará en el desarrollo de variedades que contribuyan a reducir coste gracias a su recolección agrupada, ciclos más cortos, menor necesidad de mano de obra…
5. Sostenibilidad. Puntos de corte visuales, que minimicen el desperdicio, y la incorporación de resistencias, que reducen tratamientos, son claves.