La desinfección del suelo, el gran reto
Este sector vuelve a encontrarse en una situación delicada desde la prohibición del bromuro de metilo, por la falta de soluciones para lograr la correcta sanidad de la planta.
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Los viveros de altura de fresa atraviesan una nueva fase de incertidumbre ante la intención de Bruselas de prohibir el uso del dicloropropeno y la cloropicrina para la desinfección de suelos. Estos productos se encuentran en fase de uso crítico y requieren de autorizaciones excepcionales. Por si fuera poco, se están reduciendo cada vez más el número de materias activas autorizadas para garantizar la sanidad reglamentaria de la planta.
Ya se demostró con la eliminación del bromuro el daño que le puede hacer al sector la falta de un producto adecuado, que en su caso provocó que se necesitaran más hectáreas para la misma producción, restándole competitividad.
Por otra parte, se enfrentan también a otras normativas como la de que a la planta de vivero se le exigen los mismos plazos de seguridad que a la fresa en cuanto a presencia de materias activas, algo que no es necesario tratándose de la planta y no de la fruta. Esto ha influido en el retraso de casi un mes que ha tenido la planta de vivero a principios de campaña al tener que esperar ese tiempo tras la desinfección, que debido a las precipitaciones se ha visto retrasada.
Como respuesta a toda esta problemática, el sector ha reactivado la Asociación Española de Viveristas para estar unidos y defender su subsistencia, y estudiar posibles soluciones como la presentación de determinados estudios científicos a la Administración, por ejemplo, para hacer fuerza frente a todas estas medidas.
Los viveros en Castilla y León
La superficie de viveros de altura de fresa de Castilla y León alcanza alrededor de las 1.400 hectáreas, una cifra que se ha mantenido estable en los últimos años. Hace una década, no llegaba a las 1.000 hectáreas, por lo que ha ido aumentando paulatinamente. El crecimiento no se ha debido al aumento de la demanda de Huelva, sino al incremento de la cuota de exportación. Marruecos, que ya alcanza las 3.000 hectáreas, y toda la zona del Magreb, junto a Portugal, Italia, Grecia, Turquía e incluso Sudamérica, representan los otros destinos de la planta de fresa española.
En cuanto al mercado de Huelva, la fuerte diversificación de berries que ha experimentado no se ha trasladado en la misma medida a los viveros, ya que la mayor parte de la planta de frambuesa y arándanos se desarrolla en la misma provincia onubense o en el norte de España (en el segundo caso), salvo excepciones. Sin embargo, sí que ha afectado al modelo de negocio de los viveristas, que han visto reducida la demanda de planta de fresa de Huelva por el auge en superficie de estas otras berries. De forma paralela, en los últimos años, las cooperativas onubenses han creado sus propios viveros en Castilla y León, quitándole la correspondiente cuota de mercado a los viveros comerciales. Y, además, los propios obtentores desarrollan de forma privada su material varietal como es el caso de Planasa o el programa de Plant Sciences que gestiona Vivero El Pinar, y han proliferado materiales genéticos que conceden la licencia de multiplicación en exclusiva (como Melissa de Nova Siri para Viveros California y Viveros Carbonero).
Todo esto ha cerrado la ventana comercial para los viveros independientes, que se han reducido a unos 20 en la región, obligándoles a desarrollar estrategias de colaboración entre ellos y con los obtentores para garantizar su futuro, como veremos algunos casos en las siguientes páginas.
Principales demandas en variedades
Es sin duda el rendimiento por hectárea lo que marca la rentabilidad de un vivero, es por ello que las variedades altamente productivas que a su vez responden a parámetros de sabor y larga vida postcosecha adecuados son la gran apuesta. En este sentido, las variedades de FNM han marcado un punto de inflexión en la oferta de fresa española. A su vez, la precocidad que exigen los mercados y que aporta a los productores mayor rentabilidad también marca el reparto varietal. En resumidas cuentas, la productividad, el sabor, la larga vida y la precocidad mandan. De ahí que las principales variedades plantadas en los viveros sean Fortuna, Rociera, Primoris, Rábida y San Andreas, entre otras.
La nueva tendencia en desarrollo varietal parece responder a toda esta problemática de falta de materias activas para garantizar la sanidad de la planta, con programas genéticos que destaquen en rusticidad. El objetivo es la obtención de un cultivo sostenible, que requiera de menos tratamientos y de menos recursos hídricos. Muchos de los obtentores y viveros están trabajando en esta línea como veremos más adelante.
Con este análisis intentamos aportar una radiografía de la situación actual de los viveros de altura de fresas en Castilla y León, que ampliamos con los siguientes reportajes.