La campaña de frutos rojos de Huelva ha llegado a su fin siendo una de las más mediáticas que se recuerdan debido a la tramitación de la Proposición de Ley de Regadíos de Doñana. El ejercicio no ha estado exento de polémica a consecuencia de la campaña alemana contra la fresa onubense y una situación difícil por la severa sequía. Conocedor de esta situación es Gonzalo García, gerente en España occidental y Portugal de Koppert, quien hace un balance positivo de este ejercicio a pesar de los inconvenientes, “Ha sido una campaña difícil en producción y en precios, sin embargo, los productores que han apostado por el control biológico han terminado muy contentos”.
CAMBIO DE MENTALIDAD
La Unión Europea está restringiendo cada vez más el uso de materias activas, por ello, el control biológico es una alternativa por la que cada día apuestan más los agricultores, “La reducción del uso de fitosanitarios está convirtiendo al control biológico en una necesidad”, afirma García. Además, este método sostenible de control de plagas y enfermedades también tiene otros beneficios, “El producto logra una gran diferenciación en el mercado, además, con la seguridad de que no va a ser rechazado en ningún país”.
Para incluir de forma exitosa el control biológico en los cultivos hay que, “confiar y tener paciencia”, así lo explica García, “Es una carrera de fondo. No se consiguen resultados inmediatos como ocurre con la química tradicional, pero a largo plazo obtienes una gran compensación”.
Empresas como Fresón de Palos ya han decidido incorporar el control biológico a su producción, “Han retomado el proyecto Residuo 0 que comenzamos hace años”. Definitivamente, hay una demanda real de productos ecológicos por parte de los supermercados, “sobre todo en los arándanos que requieren el menor porcentaje de materias activas posibles”.
«En el cultivo de fresa hacemos control biológico de araña, trips y pulgón»
ASESORAMIENTO PERSONALIZADO
El control biológico tiene buenos resultados en los frutos rojos si hay una supervisión exhaustiva de los cultivos, “La fresa es un cultivo que cambia mucho, por ello, realizamos visitas todas las semanas”. Lo que obliga a Koppert a trabajar mano a mano con el agricultor ofreciéndole un asesoramiento que incluye “un precio cerrado por hectárea al que se le añade las visitas técnicas semanales y el control de todas las plagas que puedan afectar a ese cultivo”, es decir, “en fresa hacemos control de araña, trips y pulgón, ya que si solo atacas a uno hay riesgo de que aparezca otra enfermedad”.
