2022 en el corazón
Tomás García Azcárate investigador del CSIC, CEIGRAM y experto en política agraria europea.
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Cuando escribo este artículo estamos en plena sexta ola del COVID. Cuando lo lean ustedes, es más que probable que estemos en otra ola, o a las puertas. Esto obviamente nos afecta al ánimo, como lo hace el retraso en la celebración de Fruit Logistica. Pero todo ello no puede perjudicar a nuestra actividad como actores esenciales para garantizar el abastecimiento de productos de calidad y seguros a nuestros consumidores locales, estén en Alemania o en Madrid.
El futuro está, ante todo, en nuestras manos. No vale echar la culpa de todas nuestras dificultades al maestro armero, país tercero o intermediario, o manifestarnos pidiendo unos precios “justos”. Transmitimos una imagen contradictoria. Mientras las hectáreas de invernaderos, almendros, pistachos, lechugas y olivar aumentan, transmitimos un mensaje de crisis continua y de ruina “inminente”.
Digámoslo claramente. En nuestro sector hay mucha gente que está haciendo las cosas bien, ganándose dignamente la vida. No se les oye mucho, incluso algunos me han confesado que no se atreven a publicitar mucho sus resultados. Aunque si uno mira a su alrededor, a aquellos que invierten y sonríen discretamente, puede descubrir a alguno de ellos. Las medias son engañosas. También es verdad que todavía hay demasiada gente que siembra sin tener ni idea de a quién van a vender o que presupone que lo que funcionó un año, va a seguir funcionando al siguiente.
«La pandemia ha demostrado que salud humana, animal y vegetal son tres facetas interconectadas e interdependientes»
Organización empresarial y sectorial, rigor, calidad, respeto al producto y al trabajador, investigación e innovación, reducir masivamente (y allí donde se pueda, eliminarlos) los residuos en los productos, mejorar el entorno de nuestras explotaciones y reciclar los envases y embalajes, estas son las claves que forman parte de la vida de nuestras élites productivas y comerciales.
¿Quiere decir esto que no hay que exigir nada a nuestros responsables políticos, y también sindicales y cooperativos? ¡Por supuesto que no!
A los políticos españoles, por ejemplo, hay que pedirles que vigilen el cumplimiento de la nueva Ley de la Cadena y que analicen los residuos presentes en los productos importados (y europeos). A los responsables autonómicos y locales, un plan de choque de limpieza del campo seguido por controles y sanciones disuasorias…. A los responsables europeos, que se tomen en serio lo de “One health” (‘Una sola salud’). La pandemia ha demostrado que salud humana, animal y vegetal son tres facetas interconectadas e interdependientes. Las plagas y las pestes se combaten con protocolos que ya han hecho sus pruebas y que son los que se aplican a nuestros productos cuando exportamos a terceros países.
A nuestros responsables sindicales y cooperativos, que las interprofesionales existan por fin (fruta de hueso), amplíen su ámbito geográfico (Hortyfruta), sigan reactivándose para estar a la altura de lo necesario (Intercitrus) o continúen avanzando (Ailimpo).
Si las fuerzas sociales han sido capaces de ponerse de acuerdo en fin de año para pactar una reforma laboral, que no nos digan que no se puede y que pedir todo ello es imposible o un sueño. Como dice mi suegra, el que quiere, puede.