Diversificación de mercados. En la Agrupación se comercializa cada año un volumen aproximado de unas 18.000 toneladas de cereza y Picota, por lo que es esencial contar con diversos mercados de destino para que cualquier incidencia nos afecte lo menos posible. De esta forma, además del mercado nacional, que es muy importante para nosotros, exportamos a 18 países. Tenemos ese carácter exportador con el que siempre estamos valorando otros destinos.
Nuevos envases. Es el principal reto en el que estamos invirtiendo hoy por hoy, pero es complicado porque las grandes cadenas no tienen claras sus preferencias, puesto que aún no saben cómo va a reaccionar el consumidor cuando eliminen el plástico del lineal, por lo que lo único que podemos hacer es probar. Tenemos abierta una oferta amplísima en colaboración con todo el sector y con nuestra I+D en marcha.
Situación actual. Sin duda, el principal desafío al que nos enfrentamos es el incremento de costes, en el que cada eslabón de la cadena debe ser consciente de que tendrá que soportar una parte, incluido el consumidor. No se puede pretender pagar lo mismo que el año pasado, por lo que de alguna forma se debe repercutir. Por otra parte, hay cierto temor en que Turquía, nuestro principal competidor, desvíe a Europa la cereza que suele enviar a Rusia. En este ámbito, también nos preocupa el pasaporte fitosanitario al que tendremos que adaptarnos a partir del 1 de junio para Reino Unido, en plena campaña de picotas.
Un sector responsable. Pese a las dificultades, continuamos ofreciendo un producto de máxima calidad y hacemos bandera de nuestro carácter de producción sostenible, por nuestra propia forma de producir, el escaso uso de fitosanitarios, el consumo responsable de insumos… además de invertir en una mayor automatización para optimizar los procesos. Especialmente ante la mayor falta de mano de obra, que en parte se ve satisfecha por ser empresas familiares, pero que siguen necesitando gente al ser una temporada pequeña de gran volumen de trabajo.