AEPLA exige políticas «ambiciosas» para avanzar hacia la biodiversidad
La Unión Europea (UE) y los fabricantes españoles del sector fitosanitario asociados en Aepla coinciden en la necesidad de sumar esfuerzos, con compresión y compromiso entre agricultores, industria, agentes sociales y políticos, para avanzar en los objetivos de biodiversidad, apoyados por fondos financieros.
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Es uno de los puntos en común expresados por el director general de Aepla, Carlos Palomar, y el eurodiputado socialista y vicepresidente de la comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo, César Luena, durante un diálogo sobre agricultura y biodiversidad en el marco de la estrategia europea de Biodiversidad 2030 este jueves, en el que se celebra el Día de la Tierra.
Luena ha sido ponente en el informe sobre dicha estrategia europea, que concluye la necesidad de llevar a cabo, “entre todos”, un “cambio en la producción y el consumo” de productos: un objetivo “ambicioso” para la Unión Europea (UE). De hecho, el texto recoge objetivos como convertir al menos el 30% de la superficie terrestre y el 30% de la marina de Europa en zonas protegidas gestionadas de manera eficaz; mejorar las tendencias de conservación de al menos un 30% de los hábitats y especies protegidos.
Uso de fitosanitarios
También incluye reducir en un 50% el uso global de fitosanitarios y el empleo de los más nocivos o peligrosos, y gestionar al menos el 25% de las tierras agrarias en ecológico. Son cambios “ambiciosos”, ha insistido Luena, en los que los poderes públicos, “empezando por la UE”, tienen que “ayudar y estar del lado” de los productores, siendo “comprensivos”.
Luena ha valorado que haya acuerdo en “los puntos centrales” de la estrategia tanto a escala política como del resto de agentes interesados y ha reconocido que el plazo 2030 es “corto”, por lo que “no queda mucho tiempo”, aunque abre la puerta a ser “flexibles”.
El eurodiputado ha admitido que este cambio necesita “financiación adicional” proveniente de programas como la propia Política Agrícola Común (PAC) o los fondos “Next Generation”, entre otros. Según ha remarcado, la protección a la biodiversidad “no se puede entender sin una mirada exigente pero comprensiva hacia el sector primario”: “Exigencias sí, pero ayuda, comprensión y financiación, también”.
Para Luena, ya se están dando pasos en la dirección correcta para conseguir producir alimentos para una población creciente y preservar al mismo tiempo el suelo y los bienes naturales.
A su juicio, la agricultura no es la responsable de las amenazas a la sostenibilidad medioambiental y climática, sino los “250 años de una economía basada en el carbono“: reducir las emisiones entre un 55 y un 60% en 2030 y conseguir posteriormente la neutralidad son “la clave y la bóveda” de los programas comunitarios.
Por su parte, en su intervención, Palomar ha reclamado políticas “ambiciosas” para fomentar la biodiversidad, pero que no se apunte “sólo” a la agricultura” porque tienen que ver “mucho también la industria, el turismo o el desarrollo urbano”. “Todos tenemos que contribuir” a ello; “los agricultores y nosotros lo haremos”, ha afirmado.
Objetivos realistas
Eso sí, ha pedido “objetivos realistas” porque los sistemas de producción no se pueden cambiar “de la noche a la mañana”: “Tenemos que evolucionar y estamos dispuestos a aportar”. En este sentido, Palomar ha insistido en que las estrategias europeas y las decisiones que se adopten se hagan en base a “estudios con impactos reales serios”, no sólo en la biodiversidad, sino en el sector agroalimentario, que en el caso español ha avanzado en sus prácticas, como con la gestión integrada de plagas (GIP) o la agricultura de precisión. Ha defendido, además, que la industria de fitosanitarios ha conseguido avanzar en los últimos 30 años hacia productos más específicos para los cultivos, que “no dejan trazas en los alimentos”.
Según Palomar, la industria europea de fitosanitarios invertirá 14.000 millones de euros para el desarrollo de nuevos productos en los próximos años. Ha apostado por una agricultura de precisión con el desarrollo de nuevas tecnologías o por nuevas semillas, con ayuda de la edición genómica para producir “más con menos tierra”, lo que permite a su vez dedicar más espacio a márgenes florales, cubiertas vegetales o islas de vegetación para rapaces, que controlan roedores en los cultivos. Y ha abogado por una agricultura de conservación que evite, “en lo máximo posible”, labrar la tierra.
Por último, palomar ha incidido en la necesidad de “conocer y reconocer” la labor de los productores, a los que incentivar para seguir desarrollando “buenas prácticas”.
Fuente: Efeagro