«Cuando llueve durante varios días la piel se queda más tierna y cuando se seca se agrieta», relató Eduardo Esparza, del colectivo de la Unió de Llauradors en Carlet, mientras comentaba que cuando más rápido es el secado y más brusco es el cambio de temperatura «más daño sufre la fruta».
Mermas en la cosecha
Carlet es hoy por hoy la principal área productora de fruta en la Ribera. Las previsiones de la cooperativa de cara a la campaña iniciada hace apenas diez días estimaban una cosecha de 12 millones de kilos -las heladas redujeron sensiblemente la producción el año anterior-, aunque este mal comienzo por un episodio de lluvias que, según detalló el presidente, se prolongó durante tres días aunque con registros poco significativos -sólo hubo un día en que se contabilizaron en torno a 20 litros como cantidad máxima- provocará mermas y, según comentó Monzó, «veremos en que se queda». «Si se agrieta sólo una variedad, es una, pero cuando es algo generalizado…, son frutas que no aguantan bien los contrastes», incidió Monzó, mientras transmitía el disgusto de los agricultores por esta situación y comentaba que ya han empezado a dar parte al seguro.
El ingeniero técnico de la cooperativa de Turís, Pasqual Peña, señaló que, sin haber realizado una valoración pormenorizada del término, la nectarina es el cultivo más afectado por el «craking» que, de momento, dijo, se aprecia poco en el albaricoque. «La suerte que ha habido es que hizo frío después de la lluvia, si hubiera hecho calor la fruta habría reventado», explicó, mientras situaba por debajo del 30 % el daño que puedan presentar las parcelas más afectadas. Con todo, incidió en que a las lluvias de la semana pasada siguieron días frescos, con el descenso que experimentaron los termómetros, mientras que las temperaturas se han vuelto a disparar.