Después de dos años investigando las características nutricionales de sus productos y haciendo estudios preliminares que orientasen las posibilidades de estos sobre la salud, como el realizado en el centro tecnológico AINIA con su digestor dinámico in vitro, Biosabor ha dado el salto a los estudios con humanos.
En ciencia, los estudios in vivo, con seres humanos son los únicos que nos pueden dar información fiable a cerca de los supuestos beneficios de los alimentos. Por ejemplo, se puede descubrir que un tomate tiene mucho más licopeno que otro pero esto será irrelevante si no se comprueba cuanto se absorbe tras la digestión y se cuantifican sus acciones concretas sobre la salud, como cuanto baja la tensión arterial o cuanto reduce el colesterol.
Por esto, el departamento de I+D+i en Nutrición y Salud de Biosabor está enfocando su trabajo en líneas de investigación que incluyen el diseño y desarrollo de estos estudios en diferentes grupos de población. El primer estudio, cuyos resultados saldrán a la luz en breve, ha sido realizado con el Departamento de Psicología de la Universidad de Almería en el que se evaluará el efecto sobre la tensión arterial, peso y citoquinas inflamatorias del Gazpacho bajo en sal Biosabor y la dieta mediterránea sobre mujeres durante la menopausia.
El segundo que está ahora en proceso, se está llevando a cabo en la Clínica CINUSA en colaboración con la Universidad Complutense de Medicina de Madrid. Para este se ha elaborado un novedoso diseño y está enfocado al sobrepeso y diabetes.
El tercero será el de mayor envergadura y está en fase de diseño y planificación.
En cualquier caso, lo verdaderamente importante de esta iniciativa no serán los resultados puntuales de estos estudios, sino el que una empresa productora de alimentos decida orientar su investigación hacia ofrecer resultados honestos a sus consumidores más allá de las etiquetas nutricionales.
