Puede sorprender leer este titular tras un ejercicio de patata en el que la meteorología ha mermado notablemente los rendimientos a nivel nacional, dando lugar a una cosecha menor que la media de los últimos cinco años. Sin ir más lejos, el exceso de calor provocó una reducción de entre el 15 y 20% respecto a 2021. Sin embargo, “el precio ha podido compensar la pérdida en volumen de producción”, según detalla Alfonso Sáez de Cámara, presidente del Comité de la Patata de FEPEX. Pero no queremos entrar en el detalle del transcurso de la campaña, sino de la situación del sector a nivel global que, como describe Sáez, “tiene una oportunidad de crecimiento importante y un nivel de profesionalización elevadísimo, que define a una industria con futuro”. Además, el camino que está marcando Europa hacia una agricultura más sostenible lleva a reducir la categoría de patata de conservación, ampliando la ventana comercial en favor de la patata nueva, como indica José Porcel, gerente de Distrisur, generando un viento de cola para la patata española.
A FAVOR
Alto nivel de profesionalización
El desarrollo varietal que está implementando el sector da pie a que en el lineal haya cada vez variedades que priorizan las cualidades culinarias, poniendo un producto de mayor calidad y cada vez más acorde a las necesidades del consumidor, influyendo favorablemente en el consumo (con variedades como Amandine, Agria, Soprano…). En esta línea, se ha avanzado muchísimo en la calidad del producto, al igual que en su presentación, trazabilidad, tecnificación, diversificación… fortaleciendo a un sector que podría reducir su dependencia de las importaciones cada vez más, si continúa en esta línea de trabajo y creciendo en superficie.
Crece el producto de conveniencia
La patata tiene cada vez más salida en el sector de IV y V Gama, con las soluciones microondables, platos preparados, etc. El consumidor apuesta por ello y están cada vez más presentes en el lineal, lo que debería hacer plantearse a los productores la especialización en esta línea de negocio, con variedades más adaptadas a este segmento que le permitan obtener un valor añadido en el mercado.
EN CONTRA
Francia no decae
Pese a la creencia de que la prohibición del clorprofam como antigerminante en el país galo en 2020 iba a reducir su capacidad de conservación en la patata, estos “se han adaptado relativamente bien con otras soluciones, sin grandes impactos”, declara Sáez. Por tanto, siguen siendo un factor de competencia para la producción española, especialmente en la patata tardía.
La conservación no es una opción
Ante la fuerte demanda de patata fresca en los mercados y el hecho de que no somos productores de tanto volumen, de forma que nos veamos obligados a conservar en cámaras, la inversión en tecnología e instalaciones para profesionalizarse en patata de conservación se sigue posponiendo en España. Es una asignatura pendiente del sector, especialmente en momentos en el que el precio no es bueno en el mercado, lo que daría más margen en la comercialización.