Una nueva amenaza para el tomate
Expertos de Australia confirman el cruce en Brasil dos variedades muy problemáticas: el gusano del algodón y la oruga de la col.
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Un equipo de investigadores del CSIRO, la principal institución científica pública de Australia, ha confirmado la aparición de una nueva especie de insecto potencialmente muy dañino para cientos de cultivos, a partir de la hibridación expontánea de dos insectos que hasta ahora ya se han mostrado como plagas en diversas partes del mundo.
Los ‘padres’ del nuevo insecto son el gusano cogollero (Helicoverpa armigera, también conocido como oruga de la col, oruga del tabaco y oruga del Viejo Mundo) y el gusano del algodón o gusano elotero (Helicoverpa zea). La aparición de un insecto a partir de estas dos especies ya conocidas puede convertirse en una “mega-plaga” que infectaría inicialmente Sudamérica para extender posiblemente en el futuro a buena parte del planeta, según explican los autores de este estudio publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS, edición on line 2 de abril) .
Una de las plagas, provocada por gusano del algodón, está muy extendida en África, Asia y Europa; y causa daños a más de 100 especies de cultivos, incluidos el maíz, el algodón, el tomate y la soja. El daño y el control de la plaga cuestan “miles de millones de dólares al año”, recuerdan los autores. El gusano del algodón es extremadamente móvil y ha desarrollado resistencia a prácticamente todos los pesticidas utilizados en su contra.
La otra plaga, el gusano del maíz, es nativa de América y tiene una resistencia comparativamente limitada y un rango menor de cultivos afectados.
La combinación de los tipos de insectos en una nueva especie ha sido confirmada por el estudio de los expertos del CSIRO en cultivos infectados en Brasil, y podría dar lugar a una plaga nueva de “límites geográficos ilimitados”.
Los autores advierten de que el nuevo híbrido puede estar pasando desapercibido debido a su similitud con las dos especies originales; esta situación podría facilitar su extensión geográfica y la virulencia de la plaga. El estudio del CSIRO advierte, finalmente, que pese a que los insectos han sido estudiados en América no se puede descartar que alcancen Australia, puesto que actualmente muchos de los cultivos tienen como base variedades vegetales idénticas en casi todo el mundo.
Fuente: La Vanguardia