Una campaña agridulce de melón y sandía
Oferta y demanda de melón y sandía no discurrieron de forma paralela durante el último ejercicio, generando tal presión en los mercados que los precios se dispararon, ayudando a rentabilizar una campaña con volúmenes muy por debajo de años anteriores.
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El clima, protagonista
Seguro que muchos de ustedes recibieron el pasado verano algún meme invitándoles a pedir un préstamo para comprar una sandía o, cuando menos, a pagarla a plazos. Esta era la imagen que el consumidor tenía del mercado: alguien se está lucrando tanto con este producto, y también con el melón, que comprarlos era casi prohibitivo. Pero nada hubo más lejos de la realidad.
La superficie cultivada en España cayó un 13,4% en el caso de la sandía y un 16,5% en el del melón, y la producción un 27,4% y un 23,6%, respectivamente. Esta merma productiva fue fruto, por un lado, de los malos resultados de la campaña anterior, que ya auguraban una reducción de las hectáreas; pero sobre todo de las lluvias persistentes desde febrero hasta prácticamente mayo, que retrasaron plantaciones en Murcia y obligaron a replantar o desistir en el intento en el caso de los ciclos tempranos. Y todo ello aderezado con una calima que ‘vistió’ Almería de Sáhara, dificultando los cuajes de los frutos.
“Todo esto afectó a los rendimientos de los cultivos”, recuerda Carlos Nemesio, responsable del programa de sandía de Anecoop, quien añade un factor más a la ecuación: la demanda sostenida durante, prácticamente, 10 semanas en Europa como consecuencia de las altas temperaturas. “No fue superior a otros años, pero sí constante”, tanto que “nos ha permitido mantener unos niveles de precios que nos han ayudado a rentabilizar el cultivo”. Y eso a pesar del aumento de los costes de producción, que el sector cifra en torno al 30%.
El oasis manchego
En Castilla-La Mancha, el resultado no fue diferente al logrado en Almería, Murcia o Valencia, pero sí los motivos. La superficie cayó hasta situarse en apenas 5.000 hectáreas de melón y 2.800 de sandía, según la Interprofesional de Melón y Sandía de Castilla-La Mancha. Y lo hizo, por un lado, por el “temor” a no rentabilizar los cultivos, como afirma su presidente, Cristóbal Jiménez; y por otro, porque “tenemos una dotación de agua muy escasa”.
«La demanda en Europa no fue superior a otros años, pero sí constante»
Esta menor superficie se tradujo en una producción también más baja y, por consiguiente, precios más altos, de 0,32 €/kg, de media, para el melón y unos 0,46 €/kg para la sandía. “Tuvimos una campaña muy equilibrada entre oferta y demanda”, comenta Jiménez, quien apunta que lograron, incluso, recuperar el nivel de exportaciones de 2020, superando el 40%.
Incertidumbre
A pesar de los buenos resultados del último ejercicio, desde el sector apelan al sentido común. Son conscientes de que los altos precios son el resultado de una serie de factores, algunos controlables y otros no, que difícilmente se volverán a repetir. Y lanzan un aviso: “Si continúa sin llover y, además, se mantiene el recorte del trasvase Tajo-Segura, que afecta a la zona norte de Almería, Murcia y Alicante, la situación será muy complicada”, lamenta Nemesio, quien reconoce que, hoy por hoy, es mucha la incertidumbre en el sector.
Oportunidades para la sandía
1. Mejora en la gestión del producto: punto de corte, logística…
2. Más calidad en los formatos midi, “pueden generar mayor demanda en la categoría”, afirma Nemesio.
3. Continuidad de la calidad durante todo el ciclo.
Oportunidades para el melón
1. Calidad y sabor consistentes.
2. Formatos más adecuados a las unidades familiares actuales.
3. ‘Rejuvenecer’ al consumidor (más del 70% de los consumidores de piel de sapo, por ejemplo, supera los 50 años).