En el ámbito de la oferta, se han asumido las nuevas exigencias de seguridad para todos los centros de trabajo; en el ámbito de la demanda, se ha producido un incremento del consumo en los hogares y en el ámbito exterior, la exportación se ha mantenido al alza. El sector de flor y planta, afectado por el hundimiento del consumo por el cierre de los puntos de venta en los primeros meses de pandemia ha recuperado posteriormente las ventas al exterior.
En los primeros meses de la pandemia, en el ámbito productivo, el sector hortofrutícola adoptó los trabajos en las explotaciones y almacenes a los nuevos requisititos de seguridad, implantando protocolos de actuación, que incluyen indicaciones de carácter general junto a medidas específicas para almacenes, oficinas, semilleros, talleres y fincas. También en el ámbito de la producción, y durante los primeros meses del Estado de alarma, la COVID derivó en diversos problemas laborales ocasionados por la falta de movilidad.
En el ámbito de la demanda, la COVID ha fomentado el consumo en los hogares. En los meses de confinamiento total, la demanda en los hogares se incrementó fortísimamente, con un 40% en abril y un 22% en mayo más que en abril y mayo del año anterior. Después en los meses de verano en los que finalizaron las restricciones, el consumo subió, pero mucho menos, con un aumento del 4,5% en julio y del 1% en agosto respecto a los mismos meses de 2019. Y en octubre, con la vuelta a las restricciones de movimiento y confinamientos parciales, la demanda volvió a crecer con un 11% más en octubre y un 10% más en noviembre de 2020, según datos del Panel del Consumo Alimentario del MAPA, procesados por FEPEX.
Respecto a la exportación hortofrutícola se ha mantenido la evolución positiva en valor, con un crecimiento del 7,7% respecto a 2019 ascendiendo a 14.594 millones de euros. El volumen registró un descenso interanual del 2,8%, situándose en 13 millones de toneladas.