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9 Ene 2025 | Actualizado 09:31

Revista del Sector Hortofrutícola

¿Un año de incertidumbre o unos años perdidos? Tomás García Azcárate

Todo este ruido, toda esta demagogia, nos hacer perder tiempo e invertir energías en cosas que no tienen sentido en vez de concentrarnos como empresarios, ciudadanos, trabajadores o consumidores en lo importante: construir entre todos una sociedad, unas empresas sostenibles en las tres facetas, económica, social y medioambientalmente.

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Soy de natural optimista, pero os confieso que, en este inicio del nuevo año, me ha entrado la congoja.

Y esto que la primera noticia fue buena. En un nuevo Dictamen, la Organización Mundial del Comercio (OMC) habría concluido (de nuevo) que los aranceles impuestos por Estados Unidos a la importación de aceitunas negras españolas son “incompatibles” con las reglas del comercio internacional[1].

Pero, si la Administración Biden hizo caso omiso de los anteriores fallos de la OMC, tengo pocas esperanzas que una nueva administración Trump vaya a ser respetuosa de la legalidad internacional.

Es un magnífico ejemplo de las consecuencias del auge del nacionalismo y del radicalismo, de tener como prioridad el Hacer América (o Italia / Hungría / Alemania / Rusia / Corea del Norte / Israel / España / Francia / Cataluña y podríamos seguir mucho tiempo) grande de nuevo.

Hablando se entiende la gente, enfrentándose, destacando y subrayando las diferencias, se multiplican los enfrentamientos. Pueden ser, y son guerras, en Ucrania, Palestina o África por ejemplo. Pueden ser, y son, el vuelco de nuestros camiones en las carreteras francesas. Pueden ser la marginación y la persecución de los judíos en la Alemania nazi de ayer o las muertes de civiles en la Franja de Gaza. Puede ser el no pensar en las muertes de inmigrantes en las aguas del Atlántico y del Mediterráneo.

Como le pasaba a la rana…

Poco a poco, como le pasaba a la rana cuando subía paso a paso la temperatura, nos estamos acostumbrando al horror. Tres años ya de guerra en Ucrania para quedarse con un trozo de tierra arrasado, destruido y abandonado por sus habitantes…

España es un pequeño país y como todos los pequeños, nos protege el amparo de la ley y del estado de derecho. Un mundo en el que los fuertes y los violentos se saltan las reglas es un mundo inhóspito para los pequeños. Bien lo saben los productores españoles de tomate transformados, de clementinas y de aceitunas negras en el mercado americano.

Europa es un enano político debilitado por sus divisiones. Curiosamente, en el esfuerzo por dividir a los europeos (divide y vencerás) convergen Putin y Elon Musk, que soplan sobre todos los extremismos y nacionalismos. Cuando oigo y veo a demasiados de nuestros políticos que hablan mal y sin cariño de Europa, me acuerdo de este proverbio chino que dice: “El tonto es aquel que levanta alta la piedra para dejarla caer sobre sus pies”.

Por supuesto que hay muchas cosas en la casa europea que no nos gusta, que se deben cambiar y mejorar, pero es nuestra casa. Siempre debemos actuar con ánimo constructivo para mejorar, siendo conscientes de que ni la paz de la que hemos disfrutado hasta ahora en esta parte del continente europeo, ni el mercado único que nos permite colocar nuestras frutas y hortalizas, nuestros aceites, nuestros vinos y nuestros cerdos en estos mercados, están garantizados y asegurados.

¿Años perdidos?

La actitud de muchos negacionistas y nacionalistas me recuerda a la de los porretas en mi época de estudiante. ¡Que paren el mundo que me quiero bajar! Por mucho que neguemos el cambio climático, por mucho que incluso lo celebremos como hizo unos días antes de la DANA la Consejera de Turismo de Valencia, los accidentes climáticos se multiplican. No lo dicen solo científicos, que algunos piensan están vendidos a la ideología Woke, lo dicen las reaseguradoras, que de riesgos saben bastante.

Por mucho que queramos cerrar nuestras fronteras, nuestro continente europeo está envejecido. ¿Quién cuida de nuestros mayores? ¿Quién ha construido mi casa en la sierra? ¿Quién recoge nuestras fresas, tomates y melocotones? La respuesta no la dan ideólogos de la globalización, sino los estudios del Banco de España. Tiene triste gracia ver a los agricultores americanos, votantes masivos de Trump, asustarse ahora por la expulsión de emigrantes que puede venir. Como tuvo poca gracia oír a los agricultores británicos, que votaron mayoritariamente Brexit, quejarse de que se han quedado sin mano de obra para trabajar los campos.

Todo este ruido, toda esta demagogia, nos hacer perder tiempo e invertir energías en cosas que no tienen sentido en vez de concentrarnos como empresarios, ciudadanos, trabajadores o consumidores en lo importante: construir entre todos una sociedad, unas empresas sostenibles en las tres facetas, económica, social y medioambientalmente.

La última Dana nos lo ha recordado. No hay tiempo que perder y es tarea de todos, en la pequeña parte del mundo mundial que está bajo nuestra responsabilidad y control.

[1] https://www.olimerca.com/noticiadet/nuevo-dictamen-de-la-omc-contra-los-aranceles-de-eeuu-a-la-aceituna-negra/0053dbebff05ce3117fa55f656f70f42

 

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PABLO VILANOVA, DIRECTOR GENERAL DE MERCABARNA El balance es positivo en mi primer año de mandato, hemos avanzado según lo previsto en el desarrollo de nuestro plan estratégico 2021-2026 que pone el foco en la sostenibilidad, el crecimiento y la resiliencia del tejido empresarial y la generación de talento e innovación. Y trabajamos para que la comercialización del conjunto de éstas siga su progresión histórica de aumento de ventas, a pesar del descenso del consumo y las dificultades que está sufriendo la producción.
Todo este ruido, toda esta demagogia, nos hacer perder tiempo e invertir energías en cosas que no tienen sentido en vez de concentrarnos como empresarios, ciudadanos, trabajadores o consumidores en lo importante: construir entre todos una sociedad, unas empresas sostenibles en las tres facetas, económica, social y medioambientalmente.
También han llevado material escolar, recolectado gracias a la colaboración de todo el equipo, al IES Berenguer Dalmau de Catarroja.
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