Por Inmaculada Acién.
El tomate es el segundo cultivo en volumen de extensión en la provincia de Almería, después del pimiento. No hace muchos años, era el primero. Sin embargo, el retroceso en cuanto a la rentabilidad frente a los riesgos y costes de este cultivo ha llevado a un descenso paulatino en cuanto al número de hectáreas, ya no solo en Almería, sino a nivel nacional y europeo, frente a un incremento de las importaciones de terceros países. Precisamente en un momento en el que ya se comienza a planificar la próxima campaña agrícola, la casa de semillas Rijk Zwaan quiso llevar a cabo ayer un congreso bajo el título ‘tomeet’ y contó con dos eslabones clave de la cadena, el productor y la cadena de distribución, para analizar el presente y el futuro del tomate en España, pero también plantear los retos que tiene el sector por delante en este tipo de cultivo y las oportunidades que se deben aprovechar.
Una jornada, que tuvo lugar en el edificio de las Mariposas de Cajamar, en la que Ricardo Ortiz, Business Manager de Rijk Zwaan Ibérica, fue el encargado de dar la bienvenida a los asistentes y el gerente de Coexphal, Luis Miguel Fernández, el de abrir el turno de intervenciones, haciendo un primer dibujo de la situación del sector productivo de tomate en España, que se convierte en un reflejo de lo que está sucediendo también en toda Europa.
Y es que de las cinco provincias más importantes que históricamente han producido tomate en España como son Almería, Murcia, Alicante, Tenerife y Gran Canaria, todas han reducido su producción. Tenerife y Canarias han caído prácticamente. Granada, que no estaba entre esas cinco, es la única que ha sabido despuntar tras Almería, mientras que Murcia también ha caído, incluso por debajo de Granada.
«Almería lleva una caída pronunciada desde 2015 hasta ahora, cuando llegamos a tener más de un millón de toneladas, en la actualidad comercializamos 740.000 toneladas aproximadamente», apuntó Fernández, quien mostró la preocupación por el hecho de que «la producción de tomate en España está disminuyendo cada año. Los costes que hay, especialmente laborales, hace que se pierda competitividad con respecto a terceros países y lo que supone que hay que trabajar de manera más eficiente, con incorporación de tecnología y diferenciándonos del tomate de terceros países».
De hecho, actualmente, España se encuentra en el Top15 de países productores del mundo que encabeza China, pero pierde peso cada año. Un descenso que el director general de UNICA Group, Enrique de los Ríos, que participó en una de las mesas redondas de la mañana, vaticinó que va a continuar en el caso de Almería.
Por otra parte, David Uclés, de la dirección de comunicación de Grupo Cooperativo Cajamar, tomó el relevo de Luis Miguel Fernández, realizando un análisis del entorno económico en el que presentó a Europa como la potencia que es, pero con dudas de su estrategia de futuro, lo que genera inseguridad en el sector y el mercado.
Sostenibilidad
La sostenibilidad y el cambio climático ocupó una buena parte del congreso y, unida a la sostenibilidad, conceptos como la huella hídrica, medioambiental o de carbono. Cada vez hay más certificaciones impuestas, muchas de ellas por las cadenas de distribución, ante las que Ana Hernández, directora de I+D+i y Medioambiente de Grupo Hortofrutícola Paloma, pidió la colaboración, precisamente de la distribución, para simplificarlas. Unas certificaciones y sellos que José María Naranjo, responsable de Proyecto Tomate en Carrefour España, calificó como «importantes» ya que ayudan a transmitir al cliente el buen hacer del sector en el uso eficiente, por ejemplo, del agua. «El cliente cada vez está más preocupado por el cambio climático».
En materia de agua, Antonio Algarra, responsable del área de Ingeniería Agrícola e I+D+i de Grupo Agroponiente, incidió en que, frente al mensaje constante de que el sector tiene que reducir el uso del agua, «lo que hay que hacer es ser más eficiente». Lo que conlleva posteriormente ese ahorro que, en el caso de Grupo Agroponiente y del trabajo que están desarrollando, llega incluso en algunos cultivos al 30%.
Rugoso
El virus del rugoso no podía faltar en el apartado de amenazas del sector, si bien es cierto que están comenzando a presentarse soluciones en forma de variedades con resistencias, como las que Rijk Zwaan lleva dos años presentando, en su caso de Alta Resistencia. Variedades que Pedro Ruiz, presidente de la Cooperativa La Palma, de Granada, defendió que tienen que aportar resistencia, pero sin comprometer otros aspectos como la producción que necesita el agricultor, o los valores que demanda el consumidor en cuanto a sabor.
Sin embargo, el principal mensaje en el que coincidieron Pedro Ruiz y José María Naranjo es que la distribución y producción tienen que ir de la mano, para llegar al consumidor final y que valore todo el trabajo que hay detrás la producción de un tomate a su disposición en el lineal, desde el esfuerzo en sostenibilidad que realiza el sector hasta la calidad del producto que consume. «El consumidor cada vez decide pagar más por el sabor, pero también tiene que conocer el trabajo que hay detrás», incidió Naranjo, quien pidió que «no solo debe haber sabor en las especialidades de tomate, sino también en los commodity».
El futuro pasaría, por tanto, por aportar más valor añadido, innovación y variedades resistentes, y por mejorar la comunicación al consumidor y poder repercutirlo de alguna forma al campo, con información a través del packaging, de los desarrollos web y de las redes sociales, entre otros.
Unidad de acción comercial
Juan Jesús Lara, director general de Casi; el director general de UNICA_Group, Enrique de los Ríos; y la Product Manager de Tomate en SanLucar Fruits, Mais Zakarne, protagonizaron la mesa redonda sobre cómo liderar el aprovisionamiento en invierno. Un debate que comenzó con la demanda de cláusulas espejo frente a las importaciones de terceros países.
No obstante, De los Ríos afirmó que el sector cuenta «con muchas herramientas para jugar incluso sin cláusulas espejo», aludiendo a conceptos como «la unidad de acción comercial, donde grandes empresas sean valientes y quiten de en medio a quien diga que no se puede hacer, porque hay que unirse para dar servicio a las grandes cadenas, tenemos que hacer marketing de consumidor y de cadena y esto implica hacer marca individual de empresa, pero también sectorial».
Sin embargo, también reconocía de De Los Ríos la dificultad de conseguirlo. «Nuestras empresas son fenomenales, pero la unidad de acción es pequeña. Somos individualistas», al tiempo que subrayó la dicotomía que existe entre la innovación que se aplica en el sector y la que falta en la comercialización. «Todo lo ganado en la innovación se pierde en la comercialización porque somos competidores entre nosotros».