La recuperación económica tras el parón de la pandemia también afectará a la I+D+i agraria. Así lo indicó el director de la Agencia Estatal de Investigación (AEI), Enrique Playán, en su intervención durante las Jornadas Biotech Attraction organizadas por Biovegen en el transcurso de la gran feria hortofrutícola celebrada en Madrid la semana pasada. Playán avanzó que el refuerzo en la dotación de los grandes programas ya en curso gestionados por la AIE durante el presente ejercicio y hasta 2023, más el impacto de los fondos de recuperación “supondrán una gran oportunidad para rearmar los grupos de investigación”. Y al respecto de los proyectos candidatos a los fondos Next Generation, el director de la AIE reclamó que sean “ambiciosos”. No en vano, como posteriormente indicó Gonzalo Arana, responsable de Proyectos Europeos de la CEOE, el gran reto de estos fondos y del PERTE Agroalimentario que, con un presupuesto de unos 1.000 millones de euros saldrá en noviembre, será “ser capaz de gestionarlo rápido y que sus recursos lleguen también a las pymes”.
La jornada de Biovegen, que volvió a llenar con casi 200 personas el Fruit Forum, sirvió para confirmar, en palabras de su director, Gonzaga Ruiz de Gauna, las “buenas perspectivas que se presentan para las tecnologías ‘disruptivas’”. Y entre ellas citó la bioinformática (que marida la genética con la generación de datos); las soluciones contra el estrés biótico (plagas) y abiótico (condiciones del suelo, del clima); la edición genética (para cultivos, variedades o patrones mejorados), amén de otras tendencias en las que la UE quiere situarse en vanguardia, como la economía circular, la lucha contra el desperdicio alimentario (Programa Food 2030) o las políticas en favor de la sostenibilidad, la biodiversidad o contra el cambio climático (Farm to fork / Green Deal), asi como las oportunidades que abre el nuevo programa marco europeo de I+D+i Horizon Europe.
Estas tecnologías y políticas son las que han contribuido a disparar el interés por plataformas como Biovegen, dedicadas a tender puentes entre la oferta y la demanda de biotecnología y a generar oportunidades de negocio a través de la colaboración entre los centros científicos y empresas. Sólo así se entiende que, a falta de tres meses para acabar el presente ejercicio, esta plataforma haya registrado el mayor incremento anual en el número de empresas y centros miembro de su historia -22 ingresos- hasta totalizar 142 socios. Cifras que, dado el éxito de público y resultados de Biotech Attraction –el nuevo espacio creado por Biovegen para la innovación hortofrutícola en Fruit Attraction– se espera que se mejoren en las próximas semanas.
Refuerzo y Next Generation
El director de la AEI –la agencia pública que, junto al CDTI, canaliza la mayor parte de las ayudas y créditos a la I+D en España- repasó la evolución de este organismo y sus perspectivas para los próximos años. Así, destacó cómo durante 2021 está previsto que se disparen las convocatorias de subvenciones con respecto a 2020 (de unos 780 millones de euros a 1.550); convocatorias que permitirán, gracias al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que las inversiones en 2022 se aproximen a la cifra récord de casi 600 millones de euros (por los 140 de este año) y ronden los 500 millones en 2023. “Hasta 2023 tendremos una gran oportunidad para mejorar los grupos de investigación, asociando más investigadores postdoctorales, para acceder a equipamientos de primera línea y para desarrollar más proyectos”, concluyó Playán.
En esta misma línea, el representante de la CEOE –la patronal nacional donde se integra también Biovegen- describió al auditorio cómo se desarrollarán los diferentes PERTE’s sectoriales, nacionales (con un 40-45% de los fondos); autonómicos (55%) y municipales (5%) en los que se estructurarán los Next Generation. “Los PERTE’s no son más que un paraguas administrativo desde el que se irán descolgando las diferentes subvenciones”, aclaró Arana. Del correspondiente al sector agroalimentario –según informó- ya se sabe que atenderán a proyectos que afecten a toda la cadena de valor y que cubran tres áreas básicas: competitividad (automatización, digitalización, exportación); sostenibilidad (ahorro energético, economía circular, utilización del agua) y trazabilidad/seguridad alimentaria. “Para agilizar la burocracia y asegurarnos que estos fondos lleguen a las pymes, hemos pedido una ventanilla única. De momento, sin éxito”, dijo Arana.
Proyectos disruptivos
Y para ejemplificar la proyección de las nuevas técnicas biotecnológicas disruptivas, Biovegen ofreció un caso de éxito real, el de Green Universe y una iniciativa de Sakata Seed Ibérica, candidata al programa Horizon Europe. Fue el propio Ignacio Horche, CEO de la primera compañía citada y uno de los creadores de Tradecorp (tercer productor del mundo de quelato de hierro), quien expuso las soluciones que Green Universe ofrece para, a través de microorganismos que actúan de forma consistente, mejorar la nutrición de las plantas, combatir el estrés abiótico (factores ambientales) y gracias a todo ello incrementar la inmunidad del cultivo. Certificando por terceros cada uno de estos bioactivadores, bioprotectores y bioinductores, la compañía logra incrementar el rendimiento y la rentabilidad de los cultivos (en fresa, por ejemplo, la mejoran en 5.516 euros/ha).
Agatha Agudelo y Eva Bataller, ambas responsables de Proyectos Colaborativos de la multinacional biotecnológica Sakata Seed Ibérica, expusieron las posibilidades de explotación de los glucosinolatos, que se sabe se encuentran en las crucíferas (coliflor, brócoli, coles, repollo, la colza o el nabo). Así, en consonancia con la tendencia impulsada desde Europa para activar una economía circular y más sostenible, las dos investigadoras defendieron reutilizar este compuesto para la industria fitosanitaria –para aprovechar así sus propiedades conocidas como bactericida, fungicida, nematicida e insecticida-; para la industria de la salud y cosmética –por-que se sabe que activan una protección ante algunos cánceres; por sus propiedades antiinflamatorias y contra la osteoporosis, por su utilidad contra la obesidad o para tratar anomalías en la pigmentación de la piel- y para la propia industria agroalimentaria –porque pueden actuar como conservante y aromatizante-.
Carlos Baixauli, responsable de Agrosostenibilidad de Cajamar, desarrolló el proyecto Tierra. Con esta iniciativa, que ya es toda una realidad y que incluso despertó el interés del propio ministro de Agricultura, Luis Planas, la entidad quiere abordar el reto de la digitalización del sector agroalimentario –otro de los grandes procesos impulsados por Europa-. La plataforma destinada a profesionales provee de «servicios digitales con los que mejorar el acceso a la información, así como su tratamiento para una correcta toma de decisiones», explicó. El sitio tan pronto puede ofrecer informes sobre mercados (precios, producción, existencias, exportaciones…), análisis sectoriales, innovaciones en cada fase de la cadena como formación y especialización (eventos, webinars y cursos) o ‘cajas de herramientas’ (planes de riego y fertilización, control integrado de plagas…). Amparo Monfort, investigadora del IRTA-CRAG, por último, analizó la evolución de la biotecnología agraria en las últimas décadas, de la mutación espontánea, la mejora de variedades por hibridación y cruzamientos a los actuales avances de la genética, con la secuenciación, la bioinformática, la mejora asistida por marcadores moleculares y la edición genética o CRISPR-Cas9.