¿Tiene futuro el tomate en el campo almeriense?
David Uclés. Director del Servicio de Estudios y Publicaciones de Cajamar Caja Rural.Desde hace unos años, se ha venido hablando de una crisis del tomate en Almería. Sus consecuencias serían una menor producción y superficie de esta hortaliza –un 8% menos de hectáreas en la campaña 2018/2019–, que estaría en retroceso en la provincia.
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Sin embargo, un panorama como este implicaría una presión a la baja por el lado de los precios sostenida en el tiempo. El aumento de producciones más baratas en el mercado europeo procedentes de terceros países traería consigo esa misma presión sobre las cotizaciones en origen almerienses, lo que (ante la imposibilidad de compensar estos recortes con menores costes) estaría dando lugar a la rentabilidad también más baja. Pero los datos no parecen acompañar este argumento. Por un lado, los precios de las importaciones de tomate a la UE28 con origen extracomunitario han aumentado de manera intensa en los últimos años (ver gráfico 2), hasta el punto de reducir al mínimo el diferencial con los almerienses, que también han tendido a aumentar.
Otro dato que parece contradecir el argumento comúnmente aceptado es que la evolución de los precios medios pagados a los agricultores de tomate ha estado en línea con los del resto de productos (ver gráfico 3), por lo que la falta de rentabilidad diferencial del tomate no se estaría produciendo (al menos hasta la campaña 2018/2019, en la que se ha registrado un importante incremento de los costes de mano de obra). Ahora bien, podríamos pensar que, dado que en toda la serie solo en siete campañas el precio del tomate se ha posicionado por encima de la media, podría estar ocurriendo que otros productos hortícolas estuvieran restando atractivo al tomate como alternativa de cultivo, como por ejemplo el pimiento.