A fecha de hoy 25.000 hectáreas de almendro de la Comunidad de Murcia van a ser arrancadas por los efectos de la sequía, a razón de 204 árboles por hectárea y un coste de material vegetal y hacer el agujero para la plantación de 12 euros por árbol, asumiendo el agricultor el coste de arranque y de preparación del terreno.
Estas seis organizaciones componen la Mesa Regional del Almendro, que también solicitan un decreto urgente de sequía para atender «esta desastrosa situación», y que la autoridad hidrológica disponga de puntos de suministro de agua para riegos de socorro.
El representante de la Federación de Cooperativas Fecoam Pedro Guerrero reconoció que la cosecha es buena, pero que «este déficit hídrico no conocido desde hace años» supondrá escasa masa floral con el consiguiente problema en la función clorofílica del árbol, e incluso que éste se seque.
Guerrero también denunció la existencia de prácticas prohibidas de uso de cohetes antigranizo que podrían ser la causa de que en algunas zonas no llueva a pesar de que las previsiones hayan anunciado precipitaciones en ese territorio.
Los agricultores están obligados a arrancar los árboles secos para evitar que las plagas que surgen puedan extenderse a los árboles sanos.
Pedro García, responsable de agricultura de COAG, confió en que una ayuda de 15,40 euros pro hectárea que existe para este cultivo por parte de la UE se mejore hasta los 20 euros hasta llegar paulatinamente a los 60 euros que se daban hace unos años.
Las organizaciones agrarias critican también el Plan de Reconversión del ministerio de Agricultura para tan sólo 22.000 hectáreas de almendro con unas ayudas del 20 por ciento, ya que lo consideran «ridículo» y que invitará a pocos agricultores a sumarse a él. «No estamos dispuestos a que se nos pise la dignidad», aseveró Tomás Paredes, de la federación de sociedades agrarias cooperativas Fecamur.
Paredes remarcó que al año este sector aporta unos 50 millones de euros a la economía regional y da empleo a una veintena de industrias de transformación de la almendra. Anoche, relató, un hombre de más de 70 años decía en una asamblea en Fortuna que sus almendros se van a morir y no podrá hacer nada para salvarlos.
«No estamos dispuestos a cambiar una ayuda nacional por un teórico plan de reconversión sin dotación económica», advirtió, y dijo que hay en la Comunidad infraestructuras que han costado muchos millones de euros y que desconoce para que sirven, y citó la autovía conocida como «del bancal», el aeropuerto de Corvera o la autopista Cartagena-Vera, y dijo que en algún caso incluso tuvieron que arrancarse almendros para su construcción.
El secretario de agricultura de UPA, Antonio Moreno, calificó de «catástrofe medioambiental» lo que está ocurriendo porque tiene lugar en pueblos donde no tienen otra forma de ganarse la vida que este cultivo, por lo que auguró prontas movilizaciones en el caso de que no se apruebe ya un decreto de sequía. Añadió que se corre el riesgo de convertir esas tierras en un desierto.
El responsable de Asaja, Alfonso Gálvez, hizo un llamamiento a todas las administraciones para que ejerzan su responsabilidad en lugar de hablar tanto «de la tan cacareada labor del sector agrícola en la recuperación» porque además del empleo se está en juego el avance del desierto. «Se destinan muchos recursos contra los incendios, pero sin ésto los políticos tendrán poco territorio que administrar».
Arturo Belmonte, de la Asociación Española de Organizasciones de Productores de Frutos Secos y Algarrobas (Aeofruse), dijo que sería necesario un frente común con Andalucía, Valencia y Castilla-La Mancha porque hay zona afectadas por la sequía en el almendro al norte de Almería, sur de Albacete y sur de Alicante, todas ellas limítrofes a Murcia.
