LA UNIÓ de Llauradors cree que es un grave error y una precipitación del Gobierno español su anuncio -a través del Ministerio de Asuntos Exteriores- de acelerar la ratificación del acuerdo entre la UE y Mercosur, cuando no existen estudios profundos ni rigurosos de impacto sobre los efectos que causaría en nuestro sector agrario.
Los estudios generales realizados hasta la fecha sobre las consecuencias del acuerdo con Mercosur son poco concretos, no analizan por ejemplo el cultivo de los cítricos, ni tampoco tienen en cuenta la incidencia por países comunitarios. Uno del Gobierno francés alertaba además sobre los efectos negativos para algunos sectores agrícolas del país vecino. LA UNIÓ critica así que tanto Arancha González Laya, ministra de Asuntos Exteriores, como el propio Pedro Sánchez estén apostando por el acuerdo sin haberse preocupado antes por conocer las consecuencias sobre nuestras producciones ni por el contexto de competencia desleal que se puede crear.
En relación a nuestro principal cultivo, la Organización Mundial de los Cítricos (WCO) ha avanzado que la cosecha citrícola del hemisferio sur (Argentina, Australia, Bolivia, Brasil, Chile, Perú, Sudáfrica y Uruguay) para 2021 alcance la cifra de 22,7 millones de toneladas, lo que representaría un incremento del 3,18% en comparación con la pasada. Ese crecimiento de las importaciones de países terceros del hemisferio sur se produce cuando no existen todavía protocolos seguros a pesar del aumento del tráfico de mercancías y se sigue sin exigir los mismos estándares de producción, como denuncia desde hace tiempo LA UNIÓ.
En este sentido, LA UNIÓ destaca que para poder evaluar el impacto real de este acuerdo hay que aumentar la visión. “No todo son productos y alimentos, es también la manera de producirlos, utilizando además muchas sustancias activas que están prohibidas en Europa”, critica la organización. Mercosur se sitúa además por encima de la media europea en cantidad y número de sustancias activas utilizadas. Así, de un total de 508 sustancias analizadas en un estudio publicado por Environmental Health en 2019, el 44% de ellas estaban prohibidas o en proceso de estarlo en la UE; mientras que en Brasil solo era del 14%.
Mientras que la Unión Europea es cada vez más estricta en cuanto a temas ambientales y de emisiones, el uso de fitosanitarios, antibióticos, medidas de bienestar animal o las condiciones de trabajo, tal y como se propone en la estrategia de la Granja a la mesa, por el otro lado, se quieren firmar acuerdos como el de Mercosur sin exigencias equivalentes a los productores de ese ámbito geográfico. “Parece una medida de doble rasero, cuando menos, y hay un elevado riesgo de deslocalización de la producción”, añade LA UNIÓ, quien apela a que, “tanto éste como otros tratados de comercio, no se firmen si el respeto al principio de reciprocidad en las condiciones sociales y ambientales no queda plenamente garantizado”.
La organización pide además que se aumente también el control en la entrada de mercancías que puedan contener plagas, como es el caso de la mancha negra o el cancro en los cítricos provenientes de esos países en general y en particular de Argentina cuya importación se suspendió temporalmente y se ha retomado ya este pasado 1 de mayo.
También señala la organización las consecuencias medioambientales para las regiones de Mercosur, con un aumento de la deforestación anual de alrededor del 5% y un total de entre 4,7 y 6,8 millones de toneladas de CO2 equivalente más emisiones adicionales atribuibles al Acuerdo, debido al aumento de su producción que no sigue estándares tan estrictos como los europeos.