Esta iniciativa ya ha puesto en marcha los trabajos de las cinco empresas del sector de transformación, procesado y comercialización hortofrutícola de Andalucía para la minimización de la generación de residuos inorgánicos. Estos trabajos, dirigidos por AINIA como centro tecnológico experto, se han centrado en la identificación de estos residuos y determinar las nuevas tecnologías, materiales o mejores prácticas que más se adecúen a las necesidades de estas empresas, tal y como recoge la web de AINIA.
Este proyecto, de ámbito internacional, perteneciente al programa de cooperación europeo INTERREG MED, trata de implementar la innovación para incentivar la economía circular entre las empresas de alimentación y bebidas y, por tanto, la viabilidad del crecimiento y desarrollo sostenible del sector. Para ello Reinwaste combina soluciones tecnológicas avanzadas con las necesidades reales de las empresas para la prevención de los residuos inorgánicos, sobre todo en las pymes.
AINIA mantuvo diferentes reuniones con las 15 empresas seleccionadas en la fase inicial del proyecto para detectar los puntos más sensibles de las empresas en materia de residuos inorgánicos, así como posibles tecnologías de aplicación para cada una de ellas. Tras estos estudios de situación, la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB) eligió un total de cinco compañías que trabajarían dentro de las directrices de REINWASTE en la búsqueda del residuo cero. Estas empresas son todas almerienses: CASI, ParqueNat, Cortijo Cuevas, Coprohníjar y Caparrós Nature.
El próximo mes de noviembre, los equipos de expertos de AINIA y FIAB se desplazarán a las empresas para proseguir con los trabajos in situ. FIAB celebrará el primer taller “Open Innovation Lab” en el que expertos y empresas del sector industrial hortofrutícola andaluz debatirán sobre las experiencias en el marco del proyecto, nuevas tecnologías, nuevos materiales de envasado y mejores prácticas disponibles.Además del sector hortofrutícola andaluz, Reinwaste también ha adoptado como casos de estudio otras cadenas de valor como el lácteo en Italia y el cárnico en Francia.
Este trabajo a lo largo de la cadena (incluye sector primario e industria) y en diferentes países europeos busca el intercambio de conocimiento, uno de los pilares del proyecto, e impulsar un enfoque común de innovación.