El tomate del ‘tío del carrillo’ como le llamaban los antiguos cuando llegó a Almería al tiempo que John Lennon con su guitarra, no ha perdido caché en cinco décadas que lleva sembrándose en el perímetro del Cabo de Gata y en la Vega de Almería, como heredero del Muchamiel.El único resquicio de debilidad que se le ha conocido en este tiempo es que casi muere de éxito por las numerosas imitaciones que han surgido y la confusión que se ha generado en plazas y mercados sobre su autenticidad.
El Raf, como el Tanagel, el Silestone o el Sherigan, es un invento genuíno almeriense, a pesar de su procedencia francesa, porque sin la tierra colorá, el agua salina del Cabo de Gata almeriense y el manejo artesanal de los agricultores, no se podría criar este tomate pata negra.Una de las empresas que han empezado a conmemorar las bodas de oro de esta hortaliza asurcada es Agrupalmería, en cuyos predios de La Cañada ha brotado una buena parte de los mejores ejemplares de la provincia.
La empresa del Grupo Femago ha iniciado una campaña de diferenciación con una un sello de calidad en cada pieza para el auténtico Raf y con un envase especial en cartón.Desde Agrupalmería aseguran que gracias a esta campaña de identificación el Raf se está pagando aún en alhóndiga a ocho y nueve euros el kilo, que son precios prácticamente navideños.Casi la totalidad de este producto seleccionado acaba en el mercado nacional, sobre todo en mercados de Madrid, Alicante, Barcelona, Valladolid y Albacete.
Clause, la casa propietaria de la semilla, comercializa también desde 1999 las marcas Delizia y Conquista, que fueron un mejora en resistencia a virus del Raf tradicional.Una de las ventajas del Raf para los agricultores es que cada sobre de mil semillas se comercializa en torno a los 200 euros.En Almería quedan de Raf tradicional unas 80 hectáreas -la capilla sixtina de esta variedad- en la zona de Los Mártinez, Ruescas, Pujaire y el Charco y en torno a 500 hectáreas de Raf Delizia.
La historia del tomate galo que triunfó con el agua salobre del Cabo
Elías Ibáñez Gutiérrez, Francisco Gómez Montes, José Luis Berenguel Vidal, José González Capel y Diego Berenguel Berenguel fueron algunos de los pioneros de la vega en la siembra de ese tomate franchute al aire libre, que llegaba a Almería en 1967 y que empezó a ser conocido como el del ‘tío del carrillo’ por el dibujo de su etiqueta.Su historia comenzó en Marmande, un pueblo del sur francés, donde a un grupo de campesinos se les ocurrió cultivar un nuevo tipo de tomate asurcado para reponerse de una terrible plaga de filoxera que acabó con los viñedos de la zona.
La semilla había sido seleccionada por la empresa Clause a través de un cruce realizado en 1961 entre el tomate Marmande Clause 27 y una variedad de tomate americana resistente al hongo Fusariun y fue registrada ese mismo año de 1967, cuando llegó también a Almería.
Aquí, en esas huertas de La Cañada, El Alquián, el Cabo de Gata y Palomares ya se producía un tomate también asurcado conocido como Muchamiel y alguna variedad del marmandino francés. Pero el Raf empezó desde el inicio a calar bien en esos predios de tierra colorada y a ser apreciado por esos agricultores de manos artesanas que regaban con el mejor agua que le cae a esta variedad: agua de pozos salitrosos con un alto índice de conductividad. Fue como acercar la leña al fuego para que la horno del Raf prendiera y haya ingresado con paso firme en la aristocracia de las hortalizas.
En sus inicios era una variedad de tomate con un fuerte vigor de planta que permitía llevar a cabo cultivos de ciclo largo y se ha distinguido siempre por su buen calibre asurcado, su cuello verde bien marcado y con equilibrio casi milagroso entre azúcares y acidez.
El tomate Raf inició rápidamente su expansión en Alicante, Murcia y principalmente Almería, donde consiguió completa adaptación y ha sido la única variedad tomatera que ha conseguido perdurar durante 50 años.La aparición en el mercado de los primeros tomates híbridos, más demandados en el mercado por su conservación, redujeron los cultivos de Raf en la década delos 70 y 80 al mínimo, concentrando su producción sólo en las zonas con aguas muy salinas, como La Vega de Almería, La Cañada, El Alquián y Pujaire, donde la salinidad aporta a los frutos una excepcional calidad gustativa.
Este hecho marcó aun más las diferencias entre el Raf y el resto de variedades,consolidándose como un producto “gourmet”, original, autóctono y de extraordinario sabor. El tomate Raf se enmarcaría dentro de la Indicación Geográfica Protegida ‘Tomate de La Cañada-Níjar, que es el único esfuerzo de identificación realizado.