¿Qué papel tiene el supermercado en el bienestar de las personas mayores?
La amplia oferta de tiendas de proximidad donde hacer una compra completa cerca de casa es un factor de gran impacto en los consumidores de más edad.
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El 20 por ciento de la población española tiene más de 65 años, formando un grupo heterogéneo para el que el acceso fácil y cercano a la alimentación es una prioridad; su importancia se refleja en el aumento de los hogares formados por una o dos personas desde el año 2015. En este contexto, el supermercado se adapta a las necesidades de los consumidores mayores, que incluyen aspectos nutricionales y sociales. En el Día Internacional del Mayor, que se celebró ayer, ASEDAS, la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados, reflexiona sobre el papel del supermercado en el bienestar de este colectivo, cubriendo tanto las necesidades de los mayores activos como las de los que sufren algún grado de dependencia.
Mucha variedad, en pequeñas cantidades
El supermercado cubre las necesidades nutricionales de los mayores gracias a la puesta a su disposición de un surtido variado, completo y a precios competitivos, que incluye productos frescos -carnes, pescados y frutas y verduras- y productos elaborados. Además, lo hace en unos formatos que permiten adaptar las cantidades que necesitan -que suelen disminuir con la edad y con la formación hogares más pequeños- gracias a la venta asistida de productos frescos y a la oferta de diferentes tamaños de raciones en los elaborados.
Así mismo, los mayores encuentran en los lineales productos específicos pensados para completar sus necesidades nutricionales; una línea de innovación que ha cobrado fuerza en los últimos años. Por último, la irrupción en los supermercados de secciones de comida preparada también ayuda a muchos a completar de manera sencilla y cómoda sus menús.
Andando al súper
El formato de proximidad también tiene un impacto en las necesidades sociales de las personas mayores, especialmente en el grupo de más edad. La cercanía y la capilaridad del supermercado facilita hacer la compra a pie -de hecho, el 90 por ciento de los clientes así lo hace-, un factor que ayuda a que las personas mayores hagan una salida diaria fuera de sus casas.
Por otra parte, muchos supermercados están incluyendo cambios en las tiendas destinados a facilitar la compra de personas con dependencia gracias a la adaptación de espacios -rampas de acceso, cajas confortables, pasillos anchos y bien iluminados…-. El 45 por ciento de la red de supermercados se ha renovado en los últimos cinco años atendiendo, entre otros, a estos criterios.
Además, también se avanza en la formación de personal especializado en la atención de mayores o dependientes. Un ejemplo es el Programa de Compra Asistida impulsado por el CERMI (Comité Español de Personas con Discapacidad) y las asociaciones de la distribución alimentaria de Castilla La Mancha, entre ellas ASEDAS. Otros progresos en este sentido son la oferta de servicios destinados a cubrir la brecha digital y/o territorial, como son las prestaciones bancarias sencillas que ofrecen algunas empresas de supermercados.
“El supermercado tiene una gran responsabilidad social a la hora de poner muy cerca de las casas de las personas mayores un surtido de alimentación que cubra sus necesidades. Pero, además, en los últimos años, especialmente después de la pandemia Covid, nos hemos dado cuenta de la importancia de que sepan que pueden contar con nuestras tiendas también como un lugar donde sentirse seguros, acompañados y realizar algunas gestiones a las que tienen difícil acceso. En este sentido, las empresas y el personal de los supermercados están haciendo un gran trabajo para avanzar en un modelo de tienda que se acerca cada vez más a la idea de un centro de servicios”, dijo María Martínez-Herrera, directora de Sostenibilidad de ASEDAS.