Productores piden «libertad» para elegir el embalaje de sus frutas y hortalizas
La imposición del plástico frente al cartón se traduce, según algunos estudios, en pérdidas de hasta 200 millones al año para el sector.
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Los envases se han convertido en una pieza clave para la sostenibilidad de la economía. Aunque la legislación promueve el impulso de los embalajes renovables, reciclables y biodegradables como el cartón, el papel o la madera, todavía es necesaria una mayor concienciación de la clase empresarial y un cambio en la estructura comercial para una mayor implementación. Al menos es así en los empaquetados de las hortalizas, frutas y verduras, un mercado dominado por el plástico.
Esta problemática ha sido debatida por distintos expertos de este sector en el Observatorio ‘Envases agrícolas a examen: rentabilidad y sostenibilidad’ organizado por el elEconomista, cuyas conclusiones ponen de manifiesto la importancia de ofrecer libertad a los productores para elegir el embalaje de sus productos y de lanzar mensajes a la clase política para que ponga fin a determinados sistemas, basados en «comisiones o maquillaje de comisiones», que hacen encarecer el precio de los alimentos y perjudican al campo de nuestro país, además de al medio ambiente. Algunos estudios cifran en 200 millones las pérdidas anuales para los hortelanos españoles, una cuantía que reduce drásticamente sus márgenes.
En este sentido, el presidente del Instituto para la Producción Sostenible, José Cabrera, hace hincapié en que es preciso que los dirigentes políticos se pongan manos a la obra para explorar vías que hagan posible el desarrollo de medidas para impulsar la economía circular sostenible y que los empresarios tomen conciencia de que su actividad es beneficiosa para el medio ambiente.
Certificado
En este sentido, destaca que la UE podría, entre otras soluciones, instaurar un certificado de sostenibilidad válido para todos los productores y exportadores de frutas, verduras y hortalizas, para abordar el componente social y medioambiental de esta problemática, y fijar objetivos concretos con el fin de arreglar la variable financiera. «Hay un interés económico, que significa 200 millones al año según los estudios, que han salido del bolsillo de los agricultores y esto se debe corregir», sostiene Cabrera, que resalta que es «un tema muy importante porque afecta a muchas familias y no es un problema que se deba mirar de perfil».
Esas pérdidas, además, no solo se traducen en menores ingresos para los productores, sino que, tal y como resalta el consultor Ramón Tubío y coautor de Análisis comparativo de costes: Embalajes de cartón ondulado versus Pool de plástico reutilizable, se trasladan a la sociedad en forma de recursos más bajos a «la innovación, al desarrollo de mercados, al empleo y a la renta disponible del campo español». A su juicio, se produce un «buen agujero» en la facturación por los mayores costes que tienen las cajas de plástico frente a las de cartón. Las primeras, según explica, se tienen que alquilar y en muchas ocasiones su tamaño no es el adecuado para en envío o la exportación, con lo que los hortelanos se ven obligados a «transportar aire». Los envases de plástico, asimismo, soportan un coste de depósito por pérdidas o roturas, que alcanzan hasta los 3,86 euros por unidad y tienen una vida menor a los 50 usos, algo que las hace menos eficientes frente a las de cartón, que se vuelven a introducir en la cadena a un determinado precio a través del reciclado.
Según el análisis llevado a cabo hace unos años por este experto para Proexport y Coexphal, las pérdidas para el campo con la utilización del plástico alcanzan los 194 millones de euros. Tubío indica que la cifra está calculada a través de una extrapolación del estudio de los gastos de una y otra materia. Considera que el importe es un «buen bocado» para el campo.
Además, pone el acento en que el etiquetado de las cajas de plástico es más costoso e impide la «creación de marca» por parte de los productores, algo que en la actualidad es básico para cualquier vendedor finalista.
Gómez (Proexport): «Sería impensable que los dos grandes pools del plástico hayan cogido el tamaño que tienen sin el concurso de la gran distribución»
Con este sistema, manifiesta, el tomate español, por ejemplo, «se convierte en una commodity, da igual de donde provenga porque es difícil poner el origen». «Lo ves en un mercado alemán y son todos iguales, con lo que un producto que es top a nivel internacional se convierte en una commodity, lo que hace que el sector de la gran distribución tenga más poder», añade Tubío.
Para el director general de Proexport, Fernando Gómez, este último hándicap es lo que se denomina «intangibles muy tangibles» que se suman al resto de pérdidas. Gómez subraya que es necesario que se hable de este asunto y que la gran distribución en Europa y en el mundo arrime el hombro, máxime cuando los estudios apuntan a un daño medioambiental más elevado con el uso del plástico frente al cartón u otros materiales. «Sería impensable que los dos grandes pools del plástico hayan cogido el tamaño que tienen sin el concurso de la gran distribución».
Medio ambiente
Por ello, el director de Proexport ve imprescindible que las autoridades investiguen y que den «libertad» a los productores de frutas y hortalizas «para elegir el envase pensando en el cliente último, que es el consumidor». «Estamos viendo que la sociedad está yendo por delante que la distribución y nosotros desde hace tiempo nos queremos subir a ese tren, porque luego será la sociedad, que cada vez está más sensibilizada, la que juzgue», señala.
Uno de los estudios a los que hace referencia Gómez es el de IPS encargado a la Universidad Politécnica de Valencia y dirigido por el catedrático Salvador Capuz, titulado Análisis comparativo de la huella de carbono de envases agrícolas para la exportación de frutas y hortalizas. El autor de este documento, que participó en el observatorio, explica que las cajas de cartón emiten «menos emisiones de CO2 que las de plástico reutilizables», en alguno de los casos analizados hasta un 70% menos y son, por tanto, más beneficiosas en la lucha contra el cambio climático.
Sus datos se basan en las emisiones en la exportación de seis productos a Francia y Alemania y en el número de usos de los embalajes. A su juicio, «dado el problema del cambio climático, el efecto del transporte es clave para determinar el impacto en la huella de carbono de emisiones de efecto invernadero en función de la selección de un tipo de envase u otro».
Actividad clave
La sostenibilidad, por tanto, entra en juego en la utilización de los distintos materiales, máxime cuando España es el gran exportador de frutas, hortalizas y verduras de Europa. Las últimas cifras cuantifican en 13 millones las toneladas que se envían al extranjero, con un valor de 13.000 millones de euros.
En este sentido, el consejero delegado del Grupo Behr AG y vicepresidente de Proexport apunta que la discusión se debe llevar a «si el embalaje es más o menos sostenible y si es el que requiere el consumidor final». Por ello, ve oportuno que los organismos como Bruselas intervengan, además de que los productores, que están muy diseminados, se organicen para modificar la estructura del sistema de la distribución.
El sector aboga por que las autoridades pongan orden en los envases agrícolas
De la misma manera opina Benjamín Faulí, coordinador nacional de la Sectorial de frutas y hortalizas de Asaja y responsable ante el Grupo Diálogo Civil de Frutas y Hortalizas de la Comisión Europea. Faulí, que lamenta que las autoridades comunitarias «no entren en estos temas» y tengan «atados de pies y manos a los agricultores». Según manifiesta existe un monopolio en los pools de plástico en la gran distribución.
A su juicio, Bruselas debería analizar cómo ese monopolio puede derribarse, aunque se muestra poco optimista al apuntar que «lo veo difícil». Para Faulí, hay una oportunidad para que los gobernantes tomen cartas en el asunto con el auge de las normativas de limpieza e higiene, que cada vez son más exigentes. El plástico, en teoría, implica una mayor atención y coste para este tipo de cuestiones.
El consejero delegado de Coexphal, Juan Colomina, también se muestra favorable a que las autoridades pongan orden en los envases agrícolas, porque se está dañando al tejido económico de zonas que tienen pocas posibilidades de desarrollo sin el impulso del campo. Colomina defiende que lo que se debería hacer es que se «deje funcionar al mercado de manera natural, porque el cliente manda, pero no puede imponer un proveedor concreto como está sucediendo».
El responsable de Coexphal denuncia, además, que existen pagos «sospechosos» y «poco justificados» en la cadena de distribución de los productos hortofrutícolas que habría que «desmantelar».
Colomina es consciente de que la posición de los productores es «muy débil», por lo que pide que las soluciones vengan de la administración. Cree que el sector español cuenta con algunos aliados en Europa, pero también que la voluntad para que se modifique la estructura es «nula». «Si los gobiernos quieren intervenir pueden hacerlo por cuestiones medioambientales, de salud pública y económicas», sentencia el consejero delegado de Coexphal.
Fuente: El Economista