Este artículo fue publicado originalmente en El Español.
La empresa vallisoletana Patatas Meléndez ha experimentado un notable crecimiento desde su fundación en 1999, hasta convertirse en el primer operador de patata nacional con un 20% de cuota de mercado.
Con un una facturación de 104 millones de euros en el ejercicio anterior, que supuso un 17% más que en 2019, y un crecimiento sostenido que les ha permitido doblar su cifra de negocio en apenas cinco años, varios fondos de capital riesgo tanto nacionales como extranjeros se han fijado en esta empresa como refugio para obtener un rendimiento seguro.
Los fondos de capital riesgo suelen buscar alternativas a unos tipos de interés que actualmente poco o nada pueden ofrecer a quienes pretenden invertir su capital para obtener un beneficio a medio plazo. Y lo hacen, por regla general, en empresas no cotizadas pero que destacan por su acertada política de crecimiento y sus buenos resultados.
Estas inyecciones de liquidez son operaciones que muchas empresas negocian como parte de su capitalización y base de su crecimiento. Sin embargo, Patatas Meléndez ha optado por declinar esta oferta y continuar creciendo sin abandonar la defensa que hace del trabajo de los agricultores y el valor añadido que generan.
El argumento, aunque sencillo, da cuenta del apego que mantiene esta compañía con Castilla y León así como de su compromiso sólido con sus agricultores. Si abren la puerta a ese capital privado, temen perder la independencia con la que toman las decisiones de empresa que hoy afectan a la viabilidad y tranquilidad de sus proveedores.
Esta estrecha relación entre la firma vallisoletana y el agricultor es fruto del Plan Agrario Meléndez suscrito hace cinco años con más de 500 agricultores de toda España, que contempla los acuerdos con los que consiguen abastecer al consumidor de la mejor patata, la denominada ‘nueva’, de origen 100% español. Se asegura así al trabajador una rentabilidad en su producción, uno de los principales caballos de batalla entre la industria agroalimentaria y los proveedores.
Industria 4.0 y Agenda 2030
Para conseguir que el cliente pueda encontrar patata nueva en los lineales de los supermercados durante todo el año, Patatas Meléndez planifica las cosechas en función de las condiciones meteorológicas por todo el territorio nacional y mantiene un fuerte ritmo de inversión con el que incrementar su productividad.
En pleno proceso de expansión, la compañía ha destinado 32 millones de euros en una nueva planta de 21.000 metros cuadrados que inaugurará a finales de 2022. Estará ubicada junto a la actual, en la localidad vallisoletana de Medina del Campo, situada estratégicamente en un punto con infraestructuras que la conectan rápidamente con cualquier zona del país.
Esta nueva factoría estará dotada de la última tecnología en robotización y automatización de los procesos a través del Internet of Things (IOT). Además, contará con los beneficios que aporta el Big Data y la incorporación de nuevos modelos de selección de patatas a través de la IA (Inteligencia Artificial) y del Learning Machine, lo que le sitúa a la vanguardia de la Industria 4.0 con la detección de patrones que puedan reflejar datos que mejoren y optimicen sus procesos productivos.
En este contexto, la empresa ha decidido afrontar los retos que Naciones Unidas ha establecido en su Agenda 2030, que buscan el equilibrio entre la labor de la industria, el consumo y abastecimiento de bienes y alimentos, y la conservación del medioambiente.
Así, Patatas Meléndez ha reforzado sus actuaciones en materia de energías renovables, con procesos en los que, además, se reduce el uso de plásticos en los envases y ambalajes, así como ha avanzado en un uso más eficiente del agua, reduciendo de esta forma la huella hídrica.
Mercado exterior y cercanía
En un mundo globalizado donde Internet ha permitido la conexión y colaboración entre mercados de cualquier parte del mundo, Patatas Meléndez sigue creciendo sin renunciar a la protección de la economía en el entorno rural, colaborando así a la fijación de población a través del trabajo de la tierra por parte de los agricultores.
Ejemplo de que una correcta estrategia de negocio puede compaginar sostenibilidad y expansión, es el hecho de que Patatas Meléndez apueste por la recogida de producto nacional y de proximidad, pero diseñe planes estratégicos para abrirse a nuevos mercados. De hecho, la firma ultima su desembarco en Francia y en Portugal, país éste donde abrirá oficina comercial a finales de este año.
El objetivo es incrementar su volumen de producción y mejorar la red de acceso a mercados de la Unión Europea, pero con inversiones que permirtan minimizar el impacto medioambiental asociado a la industrialización.
La empresa mantiene firme y clara una visión de negocio en la que, por ahora, las propuestas que llegan de mercados no vinculados a la tierra y a su población, no tienen cabida. Los fondos de capital riesgo, esta vez, tendrán que buscar otro puente para sus inversiones.
Fuente: El Español