En concreto, la horticultura intensiva almeriense ha pasado de unos años de descensos a registrar un notable incremento, saltando de las 22.700 hectáreas de la campaña 2018-2019 a contabilizar 24.740 hectáreas, lo que supone un total de 2.040 hectáreas más, un aumento del 8,25% respecto a la campaña pasada, según los datos de la Delegación Territorial de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, elaborados por la Secretaría General Provincial de Agricultura de Almería.
Este sistema, que se ha erigido como el estandarte de la producción hortofrutícola almeriense desde que saltó a la palestra la crisis del isofenfos metil, en diciembre de 2006, representa ya más del 70% de la superficie invernada, merced a estos últimos datos.
Por cultivos, el pimiento es la producción estrella, con 11.500 hectáreas, 1.020 hectáreas más que la pasada campaña, lo que significa que casi el 100% de la superficie productiva de pimiento se realiza bajo esta técnica de control biológico porque se considera un método excepcional para el control de plagas.
Las previsiones de la Delegación Territorial de Agricultura sitúan al tomate en segunda posición, con 5.300 hectáreas, frente a las 4.200 hectáreas de la campaña pasada, por lo que este cultivo experimenta un importante aumento de 1.100 hectáreas, es decir, un 20% más. En el caso del tomate, la superficie de control biológico representa el 60% del total de este cultivo.
También ve aumentada la superficie bajo control biológico el pepino, que pasa de 3.350 hectáreas en la campaña 2018-2019 a 3.410 hectáreas, lo que representa un aumento de casi un 2%. En su caso, esta hortaliza ya cuenta con el 70% de la superficie productiva bajo esta técnica.
En el caso de la berenjena la superficie ha aumentado pero de manera más ligera;se prevén 1.620 hectáreas, tan solo 10 hectáreas más que la pasada campaña (casi un 1% más). El uso de la lucha biológica en berenjena representa el 73% de la superficie total.
En el calabacín, la superficie también ha aumentado ligeramente, se prevén 1.280 hectáreas frente a las 1.250 hectáreas de la campaña pasada, un aumento del 2,3%. En cuanto a la superficie productiva de calabacín realizada en control biológico decir, que tan solo representa el 16%, es de esperar un aumento en la investigación y puesta a punto de las técnicas de dicho control en este cultivo.