En la actualidad, los embalses en España se encuentran a poco más del 40% de su capacidad, 20 puntos por debajo de la media de la última década, y algunas cuencas del interior están al límite: en Cataluña, al 26%, mientras que la del Guadalquivir se sitúa en el 25%. La situación es grave, pero no tiene visos de mejorar, según las previsiones de los expertos, lo que obligará a implantar restricciones en el uso de agua para el riego agrícola en las zonas más perjudicadas.
Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), en el año hidrológico actual, España ha registrado un 21% menos de precipitaciones en comparación con la década que va desde 1991 a 2020. Las áreas más afectadas por la falta de lluvias son Andalucía, Murcia, Comunidad Valenciana, Cataluña y el sur de Extremadura, Castilla-La Mancha y Aragón.
Las consecuencias de la sequía son ya evidentes en el panorama agrícola español. El sector de las frutas y las hortalizas es uno de los más afectados en los cultivos de regadío, ya que, además de la falta de lluvias, está padeciendo las restricciones de riego que se están poniendo sobre la mesa para paliar la delicada situación en la que se encuentran los embalses y las cuencas hidrográficas.
Entre los cultivos al aire libre más afectados están los de hoja, zanahoria, cebolla, ajo, remolacha, fruta de hueso, melón, sandía, patata, tomate de industria, aguacate, chirimoya y mango; y también todos los que se producen bajo plástico: pimiento, tomate, calabacín, berenjena, pepino, sandía y melón. La falta de agua se ha unido al incremento de los costes de producción como motivos principales del descenso en la superficie de cultivo de la mayoría de ellos, al poner a los agricultores en una difícil coyuntura de incertidumbre, con unos márgenes de rentabilidad cada vez más estrechos o nulos, que también está provocando el abandono de explotaciones, con la consiguiente venta de fincas y jubilaciones anticipadas.
La caída en las hectáreas de cultivo de las frutas y las hortalizas se une a la bajada en el rendimiento de las cosechas, motivado por el uso de menos agua para su riego. Esta merma en la producción hortofrutícola repercutirá en nuevas subidas de los precios de los alimentos, según vaticinan las organizaciones agrarias, por lo que el consumidor tendrá que seguir haciendo frente a una cesta de la compra ya tensionada desde hace meses debido a la inflación provocada por la guerra en Ucrania y el aumento del precio de la energía y de gran parte de las materias primas necesarias para la elaboración de alimentos.
Soluciones
Desde Coag, Andrés Góngora, responsable nacional del sector de Frutas y Hortalizas, reclama liquidez para los productores y poder aprovechar todos los recursos hídricos disponibles, entre ellos, los pozos de sequía. Así lo ha trasladado este miércoles durante su participación en la Mesa de la Sequía, celebrada en el Ministerio de Agricultura, donde ha solicitado la paralización de “todos los decretos que vienen a complicar aún más la producción”, refiriéndose expresamente al cuaderno de campo digital y los nuevos requisitos para el uso de fitosanitarios y fertilizantes. Asimismo, ha solicitado la creación de una comisión interministerial para que las medidas estén coordinadas conjuntamente con el Ministerio de Transición Ecológica, el de Trabajo y el de Economía, dejando al margen cualquier tipo de “confrontación política” que pueda derivarse del actual proceso electoral.
Otras medidas de choque demandadas por el campo se centran en exenciones fiscales, vía IRPF, cuotas a la Seguridad Social e IBI, así como ayudas económicas directas por la sequía y que los seguros paguen el 100% de las pérdidas. Los regantes, por su parte, solicitan un decreto nacional que amortigüe los efectos de la falta de agua y que se habiliten pozos de emergencia para salvar los cultivos.
A nivel gubernamental, la Junta de Andalucía ya ha avisado que aprobará un tercer decreto contra la sequía con 163 millones de euros y ha solicitado al Ejecutivo central que active otro para las cuencas estatales. Por su parte, desde la Región de Murcia reclaman al Gobierno central la aprobación de medidas excepcionales. Por su parte, las asociaciones de regantes solicitan un decreto nacional que amortigüe los efectos de la falta de agua y que se habiliten pozos de emergencia para salvar los cultivos.
Alternativas tecnológicas
Al margen de las acciones concretas previstas por los agricultores y las impulsadas por las diferentes Administraciones, los productores están obligados a optimizar el uso del agua disponible mediante la mejora y modernización de los sistemas de regadío y la búsqueda de recursos hídricos alternativos: aguas regeneradas, trasvases, desalación y recogidas de lluvias, principalmente.
Todas ellas suponen un coste adicional. En el caso del agua desalada y la regenerada, su precio es superior al agua subterránea, por lo que se hace necesario subvencionar de forma homogénea buena parte de su coste para que la agricultura siga siendo competitiva y no se generen agravios comparativos entre los territorios que cuenten con más ayudas que otros. Similar situación se da con los trasvases, una opción necesaria y que hay que sacar del debate político de una vez por todas.
En lo referente a la optimización, cada vez existen más soluciones tecnológicas para un mayor aprovechamiento del agua para riego agrícola. Algunos ejemplos son: Ikos Tech, una empresa que ha diseñado un dispositivo que utiliza algoritmos para medir numerosas variables de las fincas, entre ellas, las necesidades hídricas; Agualytics, una startup que utiliza la inteligencia artificial y el big data para optimizar la gestión hídrica con soluciones a medida para cada cliente; FutureWater, una compañía que ha diseñado InfoSequía, un sistema capaz de generar previsiones estacionales de alertas de suministro de agua y pérdida de rendimiento de los cultivos; la Administración también busca soluciones, como ha llevado a cabo el CSIC, en colaboración con la Aemet y la Fundación Aragonesa para la Investigación, que han desarrollado un sistema de monitorización web para el seguimiento, la alerta temprana y la evaluación de sequías meteorológicas en tiempo real.