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Alimentación

Los consumidores están dispuestos a pagar por productos más sostenibles

Un estudio del proyecto Diverfarming pregunta a los consumidores finlandeses cuánto pagarían por los servicios del ecosistémicos  y los efectos socioculturales de la diversificación.

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El valor de mercado de la diversificación de cultivos es una de las cuestiones que aborda el proyecto Diverfarming, financiado por la Comisión Europea a través de la convocatoria Horizonte 2020, para completar así la visión sobre la posibilidad de un cambio de paradigma en la agricultura europea basada en la diversificación de cultivos y las prácticas de cultivo sostenible.

Muchos consumidores están dispuestos a pagar por una mejor calidad ambiental y, por lo tanto, por valores no comerciales de los impactos de la producción de alimentos como podrían ser la calidad del agua, el secuestro de carbono, la conservación de la biodiversidad, la reducción de la contaminación, la disminución de la erosión o las emisiones de gases de efecto invernadero. El valor de estos servicios pueden incluso ser comparables al valor de mercado de la producción agrícola.

El equipo finlandés del proyecto Diverfarming, formado por investigadores del Instituto Luke de Finlandia, analizó cómo los consumidores valoran los servicios de los agroecosistemas que trae consigo la diversificación y recoge las perspectivas de los consumidores para desarrollar políticas agrícolas y alimentarias futuras que respalden la diversificación de cultivos.

El equipo de investigación cuantificó la disposición de los consumidores a pagar por los beneficios de una mayor diversidad de prácticas de cultivo y rotaciones de cultivos a escala regional y agrícola. Se presentaron tres escenarios de valoración a una muestra representativa de consumidores: el primero se centró en los servicios del agroecosistema en las tierras de cultivo, el segundo en los efectos socioculturales más amplios y el tercero fue una combinación de ellos. Un total de 600 consumidores completaron el cuestionario.

El 79% de los hogares se mostraron dispuestos a pagar más por la diversificación de cultivos y que esto corresponde a un valor monetario significativo de los servicios de los ecosistemas. El valor no comercial total calculado de la diversificación de cultivos a nivel de país puede ser tan alto como un porcentaje entre el 47–95% en comparación con los ingresos anuales del mercado de cereales, y 15–32% en comparación con los ingresos totales del mercado en la agricultura en Finlandia. La suma que los consumidores estaban dispuestos a pagar fue de media 228€ por hogar al año, lo que equivale a 245 euros por hectárea de tierra cultivada.

La disposición relativamente alta a pagar por los beneficios tanto agroecológicos como socioculturales proporciona mensajes importantes para los actores de la cadena alimentaria y para los responsables de la formulación de políticas sobre la futura focalización de los recursos económicos dentro de los esquemas agroambientales. Este estudio mostró que las implicaciones sociales positivas de la diversificación de cultivos se valoraban ligeramente por encima de los efectos directos de la diversificación a nivel de campo. En particular, se valoraba mucho la mejora del mantenimiento de la producción y el procesamiento nacionales de alimentos, la reducción de la escorrentía de nutrientes de la agricultura, el mantenimiento de la cultura y la tradición alimentarias, así como la mejora del equilibrio de carbono de la agricultura y el número de puestos de trabajo en las zonas rurales.

La efectividad de los esquemas agroecológicos debe desarrollarse aún más, pero una mayor contribución de los consumidores también puede financiar la transición futura hacia una producción de alimentos más sostenible. Los hallazgos sobre la valoración de diferentes servicios ecosistémicos ayudan a los diferentes actores de la cadena alimentaria o los formuladores de políticas a enfatizar las consecuencias más valoradas y utilizar los argumentos relacionados cuando, por ejemplo, motivan el uso del gasto público.

Sin embargo, los resultados también indican que el 21% de los consumidores no estarían dispuestos a pagar nada para respaldar sistemas de cultivo más diversos. Se han utilizado argumentos más bien tradicionales basados en la ecología para promover, por ejemplo, la agricultura orgánica y de bajos insumos. Se ha hecho menos hincapié en los efectos sobre el secuestro de carbono y la producción de alimentos más resiliente con efectos positivos en los trabajos rurales y la cultura alimentaria local. Utilizar una selección más amplia de argumentos ayudaría a llegar a una variedad más amplia de tipos de consumidores.

Diverfarming es un proyecto financiado por el Programa Horizonte 2020 de la Comisión Europea, dentro del reto de “Seguridad alimentaria, agricultura y silvicultura sostenibles, investigación marina, marítima y de aguas interiores y bioeconomía” bajo el acuerdo 728003 en el que participan las Universidades Politécnica de Cartagena y Córdoba (España), Tuscia (Italia), Exeter y Portsmouth (Reino Unido), Wageningen (Países Bajos), Trier (Alemania), Pècs (Hungría) y ETH Zúrich (Suiza), los centros de investigación Consiglio per la ricerca in agricoltura e l’analisi dell’economia agraria (Italia), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (España) y el Instituto de Recursos Naturales LUKE (Finlandia), la organización agraria ASAJA y las empresas Casalasco y Barilla (Italia), Arento, LogísticaDFM e Industrias David (España), Nieuw Bromo Van Tilburg y Ekoboerdeij de Lingehof (Países Bajos), Weingut Dr. Frey (Alemania), Nedel-Market KFT y Gere (Hungría) y Paavolan Kotijuustola y Polven Juustola (Finlandia).

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