- El objetivo es demostrar que mediante una correcta gestión del riego se incrementa el desarrollo del sistema radicular en la placa de fibra de coco.
La incorporación de placas comprimidas de fibra de coco al suelo agrícola es una práctica con un alto potencial siempre que el uso que sea haga de este sistema permita obtener su máxima capacidad. Una situación que desde Projar han detectado que pocas veces se cumple debido a la aplicación de estrategias de riego con una alta dotación volumétrica y de baja frecuencia sin tener en cuenta los factores que afectan directa o indirectamente al cultivo.
“En los últimos años venimos observando que la estrategia de riego que se realiza en este sistema no es la adecuada”, explica Juan Manuel García, Product Manager de Projar. “En las fases vegetativas y productivas del cultivo hemos podido comprobar que un alto porcentaje del sistema radicular de la planta se desarrolla fuera del volumen de sustrato de la fibra de coco. Esto se traduce en una alta presencia de raíces en el suelo y, por tanto, en un desaprovechamiento de las ventajas que el coco aporta a los cultivos”, concluye.
Por ello, y para maximizar el rendimiento de este modelo productivo, el Departamento Técnico de Projar ha iniciado un ensayo en un cultivo de tomate en la provincia de Murcia. El objetivo de este estudio es demostrar que mediante una adecuada gestión del riego se obtiene el máximo desarrollo del sistema radicular en el volumen de fibra de coco introducido al suelo, teniendo en cuenta los parámetros ambientales en el interior del invernadero y las características tanto del suelo como del sustrato.
“Al fin y al cabo, una correcta estrategia de riego debe atender a los objetivos establecidos para cada momento y situación del cultivo, teniendo en cuenta aquellas variables que afecten de forma directa a la práctica del riego, como los factores ambientales y las propiedades físicas, químicas y biológicas del sustrato” explica García.
Para este ensayo, Projar cuenta con tecnología de precisión mediante la instalación de sensores de humedad, temperatura y conductividad en el suelo y en el sustrato, además de sensores de medición de las variables ambientales.
“Este estudio ayudará al agricultor a conseguir un mayor ahorro y una mejor eficiencia en el uso de agua y nutrientes manteniendo o incrementando la productividad al conseguir que el sistema radicular de la planta colonice el total del volumen de fibra de coco presente en el suelo”, detalla García. “En septiembre tendremos los primeros resultados y estamos convencidos de que los datos recogidos supondrán un salto cualitativo en el uso de este sistema en la producción hortícola”.