Las vacunas vegetales refuerzan el sistema inmunitario de las plantas
Grupo Agrotecnología ha editado un póster didáctico en el que explica cómo funciona este sistema inmunitario y expone cómo se pueden inducir las defensas naturales de las plantas
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Con la idea de hacer más accesibles los conceptos relativos a la sanidad vegetal, Grupo Agrotecnología acaba de editar un póster didáctico en el que explica cómo funciona el sistema inmunitario de las plantas y cómo se pueden llegar a inducir sus defensas naturales con el objetivo de tener un cultivo más sano.
El póster recoge, paso a paso, qué ocurre en una planta desde el momento en el que percibe una amenaza (elicitor); en ese momento la planta emite una señal de alarma que genera las reacciones de defensa, o lo que es lo mismo, que activa su sistema inmunológico. Estas defensas pueden ser de tipo Estructural (engrosan su cutícula, presentan pelos o ceras). Constitutivo (síntesis de proteínas internas para disuadir al patógeno). Químico (sintetízan proteínas anticuerpos, como pueden ser las fitoalexinas, producidas cuando el patógeno se ha hospedado en la planta). Respuesta Hipersensible (con la muerte de las células afectadas por el patógeno).
En el caso de la defensa química, ésta se basa en las fitoalexinas, que son los anticuerpos de las plantas y que, aunque no se encuentran habitualmente en las células vegetales, se producen de forma muy rápida en presencia de una amenaza. El problema se presenta cuando, ante situaciones de estrés, la planta no produce esas fitoalexinas con la rapidez necesaria y ahí es donde entran en juego las vacunas vegetales.
Las vacunas vegetales activan las defensas naturales de las plantas mediante la aplicación de elicitores externos, induciéndoles la amenaza, en la superficie foliar o en el suelo. Estos elicitores, compuestos por carbohidratos, proteínas y pequeñas moléculas, son capaces de actuar como inductores de defensa, provocando la producción, el incremento y el almacenamiento de las fitoalexinas, es decir, de los anticuerpos. De este modo, se prepara a la planta para combatir los hongos y bacterias patógenos.
Por su parte, los fitofortificantes, cómo Ospo-Vi55, Milagrum Plus y Ospo-bot, compuestos de extractos vegetales aprovechan los mecanismos de defensa de las plantas para minimizar los efectos adversos producidos por hongos y enfermedades, con la ventaja de que no producen resistencias, no presentan toxicidad contra los humanos o animales y no son nocivos para el medio ambiente.