La presidenta del Consejo Regulador, Clara Prieto, ha comentado que “esta campaña tiene muy buena calidad debido a que las lluvias caídas en la zona no han afectado a la cereza y por el contrario, ha hecho que aumente su calibre”. Este año se prevé que “se certificarán de 300.000 a 350.000 kilos de Navalinda”.
En relación a la situación generada por la pandemia del Covid-19 en el campo, el responsable de la DO ha indicado que, “la recogida de cereza está muy controlada y vigilada, con protocolos de seguridad que se siguen de manera exhausta y se aplican a todos los temporeros que llegan a la zona”.
En el Valle del Jerte el cultivo de las cerezas se desempeña de una manera natural, tradicional y sin aditivos, lo que consigue que las cerezas y picotas tengan un sabor único y un altísimo contenido en vitaminas, oligoelementos, flavonoides, etc. Tras una cuidadosa selección a pie de árbol, de acuerdo a un riguroso control de calidad, sólo las mejores se identifican con el sello de la Denominación de Origen Cereza del Jerte.
Existen muchos tipos diferentes de cereza, la variedad principal en la zona del Jerte es la cereza sin rabito llamada picota que llegan a partir de la primera quincena de junio y que, con la máxima calidad garantizada por la contraetiqueta que siempre les acompaña, estarán en los mercados hasta la primera semana de agosto.
La máxima calidad que garantiza la Denominación de Origen Protegida Cereza del Jerte es muy fácil de encontrar en cualquier frutería gracias a la contraetiqueta que acompaña cada caja de cerezas y picotas procedentes del Valle del Jerte.