Las grandes fincas hortofrutícolas, afectadas por la huelga

A esta zona pertenece la finca Buitrago, que paró el pasado viernes por completo; y las fincas del grupo Royal (La Jarilla I, La JarillaII, Fresh Royal, Caravaca, Carablanquilla y Santa Iglesia), que lo hicieron al 90% y donde se registró el único incidente, con la muerte por infarto de un trabajador. También en la Vega, según los sindicatos, el seguimiento llegó al 95% en las fincas del grupo Primor Tres Casas (Pedro Espiga, Primor Fruit, Cortijo San José La Caridad y Mogollón). En la finca Las Harinas, referencia en la Campiña, se paró al 100%, al igual que en Cuzco, en el Bajo Guadalquivir, y Quema, en el Aljarafe. El seguimiento fue masivo además en los almacenes de Citrán, Produce, Iberhanse y Primor Fruit.

El secretario del Sindicato de Industria de CCOO-Sevilla, Juan Antonio Caravaca, ha destacado que estos datos se obtuvieron «a pesar de la presión que están haciendo los manijeros a los trabajadores». La del viernes fue la primera de otras tres jornadas -hasta hoy lunes 15- de huelga, a la que se han visto «abocados», dicen, por el «inmovilismo» de Asaja en la negociación del nuevo convenio, que afecta a unos 125.000 trabajadores, y el incumplimiento del actual. Reclaman que los dueños de las fincas sean responsables del abono íntegro de los salarios si las empresas a las que subcontratan las recolecciones no cumplen el convenio, subidas salariales con el IPC, que los contratos se hagan por escrito, que se cumpla la jornada laboral y se abone el tiempo de bocadillo como jornada realmente trabajada.

Asaja, que sostiene que la incidencia está siendo mínima, subrayó que incluso algunos trabajadores «echaron del tajo a los mal llamados piquetes informativos» en fincas de la Vega a las que los piquetes habían querido impedir el acceso. Tras constatar el «fracaso de la convocatoria», espera que los sindicatos retornen a la mesa de negociación. Asaja también niega que en el campo haya fraude generalizado y acusó a los dirigentes de CCOO que así lo afirman de «actuar de mala fe» y dañar «la imagen del sector». Insistió en que todo esto se produce en un contexto de caída de la renta agraria, envejecimiento de la población agraria, crisis de precios, climatología adversa, plagas y guerras comerciales y el inicio de otra ronda de negociaciones para reformar la PAC en un «escenario incierto».

Los sindicatos plantean que el nuevo convenio incluya aspectos como el cumplimiento de la jornada laboral, la subida del IPC real cada año, el contrato de trabajo por escrito y que los dueños de las fincas abonen los salarios del convenio si el subcontratista al que le vende la cosecha antes de recogerla no lo hace.

Por su parte, al argumento de la patronal de que el convenio del campo de Sevilla es el que tienen los niveles salariales más altos de toda Andalucía responden los sindicatos que una cosa es la «teoría y otra la práctica», ya que hay un incumplimiento generalizado, ha alegado el dirigente de la UGT.

En este sentido, el secretario general de Asaja Sevilla, Eduardo Martín, ha rechazado que haya un incumplimiento generalizado del convenio, como sostienen las centrales sindicales, y ha defendido la convergencia con los convenios de las provincias limítrofes para no perder competitividad, ya que el de Sevilla es el más alto en niveles salariales y el de menos horas de trabajo de toda Andalucía.

Según el dirigente de Asaja, las propuestas sindicales para el nuevo convenio equivalen a una subida salarial de más del 6% y ha abogado por buscar un «equilibrio para que los trabajadores no pierdan poder adquisitivo y los agricultores no pierdan competitividad».

Asimismo, ha alertado de los peligros de la deslocalización del campo, ya que se han perdido algunos cultivos en la provincia de Sevilla que se han desplazado a otras, como el espárrago a Granada, y también se han abandonado en los últimos años unas 4.500 hectáreas de fruta de hueso, que equivale a unos 300.000 jornales al año.