Tal como establecen los documentos preparatorios de la propia CE, este tipo de instrumentos de vigilancia tienen como objetivo «mejorar la transparencia en los mercados mediante la difusión de datos y análisis relevantes». Además, añaden que deben servir al sector, en este caso los cítricos, para «abordar la volatilidad de los precios y tomar decisiones informadas», particularmente cuando se producen «perturbaciones o crisis del mercado» durante alguna campaña.
En el caso de la citricultura, este observatorio debe servir para arrojar luz sobre hasta qué punto la llegada de clementinas y naranjas procedentes de Sudáfrica y otros países del hemisferio sur afectan a los productores europeos, mayoritariamente concentrados en la Comunitat. De hecho, la respuesta del Gobierno central y de Bruselas a la demanda del sector de aplicar la cláusula de salvaguardia la pasada campaña fue que esa petición debía de ir acompañada de unos datos que en ese momento no existían.
Negociaciones del Consell
Fue el propio president de la Generalitat, Ximo Puig, quien pidió a la Comisión la puesta en marcha de esta institución de control. El jefe del Consell envió el pasado 31 de enero una carta al comisario europeo de Agricultura, Phil Hogan, y a su homóloga de Comercio, Cecilia Malsmtrom, en la que pedía crear este organismo con la mirada puesta en que las instituciones europeas efectuaran «un control directo del volumen, el valor y el precio de los productos hortofrutícolas, desde la primera venta hasta la fase minorista, e incluya las importaciones y las exportaciones».
Diez meses después, este ente será una realidad y se encargará de emitir «actualizaciones periódicas» de la situación de mercado de las principales frutas y hortalizas. En las próximas semanas, la Comisión determinará la estructura del observatorio, en el que las organizaciones agrarias podrían tener protagonismo. Asimismo, el sitio web del organismo también debería estar disponible durante este mes.
Fuente: Levante