El Encuentro Internacional ‘La Fitosanidad en el cultivo del tomate: de los riesgos actuales a las nuevas amenazas’, que se celebró el 11 y 12 de diciembre en el Auditorio y Palacio de Congresos Infanta Doña de Águilas, reunió en la localidad murciana a medio millar de profesionales de la sanidad vegetal interesados en conocer las estrategias de manejo más eficaces contra las plagas y enfermedades de la hortaliza más cultivada en todo el mundo y de mayor valor económico.
En estos momentos, la plaga más preocupante en la cuenca mediterránea es, sin duda, Tuta absoluta, que este año se ha agravado por la aparición de resistencias a los insecticidas formulados con diamidas. Así lo explicó Pablo Bielza, catedrático de Producción Vegetal de la Universidad Politécnica de Cartagena, que achacó este problema a varios factores, entre ellos el uso inadecuado de algunas de las sustancias activas registradas y la reiteración en las aplicaciones de los mismos compuestos, por las exigencias de las cadenas de supermercados para limitar el número de trazas de residuos. Para volver a un control razonable de la plaga, el presidente de la SEEA propuso una vuelta a una gestión integrada mediante estrategias de control basadas en medidas culturales, biotécnicas, biológicas y químicas, que incluyan estrategias apropiadas de manejo de la resistencia. “El control químico es muy eficaz, pero debe ir acompañado de otras medidas”, afirmó.
En la misma línea, Antonio Monserrat, responsable del Equipo de Protección de Cultivos del IMIDA y director científico de este Encuentro, explicó que la adecuada integración de herramientas biológicas, tecnológicas y químicas en las plantaciones determinan el éxito en el manejo de esta peligrosa plaga. “Los productos fitosanitarios, bien utilizados, son parte de la solución; mal utilizados, son parte del problema”.
Tuta absoluta se ha convertido en un problema global, como se encargaron de exponer César Ramos, del Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria en México; Ivan Rwomushana, investigador del Centro de Biociencia Agrícola Internacional (CABI) en Kenia; y Antonio Biondi, del Departamento de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de la Universidad de Catania. En los últimos diez años, ha pasado de afectar al 3% de los cultivos de tomate en todo el mundo al 60%, una superficie de 2,8 millones de hectáreas.
En África se introdujo por primera vez en 2008 y desde entonces se ha detectado en 41 de los 54 países del continente y constituye la plaga más dañina para el tomate; en Centroamérica, está presente en Panamá y Costa Rica y existe un programa de vigilancia fitosanitaria en el resto de países para poder detectar a tiempo cualquier brote y aplicar las medidas de control adecuadas para contenerlo y erradicarlo.
Otra plaga importante, no presente en la cuenca mediterránea aunque catalogada como prioritaria por la Comisión Europea, es el psílido de la papa, Bactericera cockerelli, que afecta sobre todo a invernaderos de tomate y pimiento en regiones de Norteamérica. Julio César Velázquez, gerente de Investigación y Desarrollo de Koppert México, describió las diferentes estrategias que se han empleado para el manejo del psílido. El investigador recomendó combinar estrategias de hermeticidad del invernadero, monitoreo, control físico con trampas, deshoje de plantas en focos, liberaciones inoculativas del mírido Dicyphus hesperus e inundativas del parasitoide Tamarixia triozae en focos durante tres semanas seguidas, además de aplicaciones preventivas con hongos entomopatógenos y, como última opción, uso del control químico.
Plagas y enfermedades reemergentes
El ácaro del broceado del tomate (vasates) es uno de los principales problemas fitosanitarios en el cultivo de tomate en España. La inexistencia de sistemas de control biológicos eficaces y la reducción del número de fitosanitarios autorizados para su control hacen que su manejo requiera una estrategia mixta que optimice el uso de los productos disponibles asociado a unas buenas prácticas agronómicas, según explicó Josep Izquierdo, manager de hortícolas de Bayer CropScience.
Las especies de Meloidogyne son los nematodos que más afectan a la funcionalidad de las raíces de tomate al interferir con la absorción de agua y el transporte de nutrientes. Soledad Verdejo-Lucas y Miguel Talavera, investigadores del IFAPA, abordaron este problema fitosanitario en el que la reducción de sus poblaciones antes de la siembra constituye el principal objetivo del control nematológico. Talavera presentó los resultados de múltiples ensayos en campo que comparan la reducción en las poblaciones de nematodos tras la aplicación de diferentes agroquímicos y mediante técnicas de solarización y biosolarización.
Precisamente, la biosolarización (combinación de la solarización con estiércol orgánico) se ha mostrado como una técnica especialmente eficiente para la desinfección de suelos, según expuso Nicolás Piñero, de la cooperativa Expoaguilas. Además de en los invernaderos y mallas de tomate, esta técnica se utiliza también para plantaciones de pimiento y en parcelas al aire libre de lechuga y hortalizas de siembra directa para cuarta gama.
En el Encuentro se exploraron otras alternativas para controlar las plagas. Por ejemplo, induciendo la respuesta defensiva de las plantas, que son capaces de emitir volátiles que son repelentes frente a varias especies plaga y atractiva sobre enemigos naturales. Meritxell Pérez-Hedo, del IVIA, presentó varias aproximaciones de cómo utilizar estos volátiles en programas de manejo de plagas como elicitores de defensa en el cultivo de tomate. El ingeniero técnico Francisco José Salvador Sola presentó el protocolo de manejo integrado de plagas que Nature Choice SAT lleva aplicando satisfactoriamente varios años en sus cultivos.
Virosis
Tras la reciente detección en Almería del virus rugoso del tomate (ToBRFV), una de las conferencias más esperadas fue la de Salvatore Walter Davino, jefe del Laboratorio de Virología del Departamento de Agricultura, Alimentación y Ciencias Forestales de la Universidad de Palermo, que habló de la incidencia de este virus en Sicilia, una de las áreas de producción de tomate más importantes de la cuenca mediterránea. “Actualmente, solo se puede contener su expansión con dos herramientas para reducir la introducción y la posterior propagación de ToBRFV por otros países: el diagnóstico precoz y la implementación de medidas preventivas en el manejo de cultivos”, explicó.
Dirk Janssen, investigador del IFAPA La Mojonera, habló de los virus transmitidos por insectos-vectores, que han determinado los cambios en las estructuras de los invernaderos, el manejo del cultivo y el uso de los fitosanitarios. “Por mucho control biológico o integrado que se aplique en tomate, lo fundamental sigue siendo aquello que ha estado en el inicio del concepto del invernadero en el sureste de España: un buen cerramiento para evitar la entrada de plagas”, aseguró. Para Miguel A. Aranda, del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS-CSIC), frente a virosis transmitidas por otros mecanismos es imprescindible acudir al uso combinado de actuaciones preventivas y paliativas en los programas de manejo integrado.
Vicente Pallás, del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP), presentó las contribuciones de la hibridación molecular a la detección polivalente de virus que afectan al tomate y la aplicación de la tecnología de edición genómica CRISPR-Cas al control de estos patógenos, que “está permitiendo desarrollar estrategias de control de las virosis del tomate que eviten la aplicación de transgénesis”.
El Encuentro Internacional se cerró con una mesa de debate sobre los productos fitosanitarios como herramientas clave en la Gestión Integrada de Plagas en la que participaron Ana Hernández Buendía, directora I+D+I del Grupo Hortofrutícola Paloma; Alicia Yagüe, jefa del Servicio de Gestión de Residuos de productos fitosanitarios y medicamentos veterinarios en los alimentos de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición; José Vicente Rodríguez Herráiz, jefe del Área de Registro de Productos Fitosanitarios del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación; y Antonio Monserrat.