La cuestión es que no se trata del placentero efecto de unas aguas de baño ‘calentitas’, sino de un problema calificado como “una importante anomalía”. Las causas de esa situación anormal responden a las altas temperaturas en tierra y a la persistencia del viento de levante en el litoral.
El fenómeno observado ha disparado las especulaciones sobre la posibilidad de que se produzca una o varias DANA (Depresión Atmosférica en Niveles Altos de la Atmósfera) en la recta final del verano meteorológico, que finaliza el próximo 31 de agosto, o en los primeros compases del otoño.
Desde la sociedad Meteored, dirigida por José Antonio Maldonado, recuerdan que en los últimos años, conforme va transcurriendo el mes de agosto, los términos gota fría o el más actual de DANA se convierten en estrellas de los medios de comunicación y en las conversaciones de aficionados a la meteorología o de los propios ciudadanos.
Tampoco es conveniente olvidar que, en el contexto actual de calentamiento global, el incremento de temperaturas de la superficie terrestre y del mar permite que el calendario de lluvias torrenciales se vaya extendiendo. Ahora el potencial es mayor ya que el calentamiento del mar no genera gotas frías, pero agrava las lluvias torrenciales.
Fuente: A en Verde