El director general adjunto de la Comisión Europea, Maciej Popowski, ha asegurado que la lucha contra el cambio climático es una de las prioridades las instituciones comunitarias y que nos encontramos en el «momentum» para tomar acciones: «El tiempo para actuar es ahora».
El informe avisa de la gran vulnerabilidad de la región mediterránea, donde la temperatura sube un 20% más deprisa que la media mundial: ha subido un grado y medio desde la época preindustrial. Y la previsión es terrorífica: 2,2 grados más en 2040 y hasta 3,8 grados más para el año 2100, si no se toman medidas urgentes para evitarlo.
La subida de un metro del nivel del mar, prevista para el año 2100, afectaría a la tercera parte de los 500 millones de habitantes de la región. Y pondría en serio peligro los medios de subsistencia de al menos 37 millones de personas en la costa africana, por la pérdida de terreno agrícola y la salinización de las aguas subterráneas.
El agua dulce disponible podría disminuir hasta un 15% y más de 250 millones de personas sufrirán escasez de agua en solo 20 años. Especialmente la zona de las cuencas fluviales de Oriente Próximo se esperan grandes sequías, incluso con la subida de temperatura más moderada.
Alimentación y salud
La acidificacion del agua del mar y el aumento de su temperatura han causado también la pérdida de muchas especies, aunque la acción del hombre también contribuye: el 90% de las especies que se comercializan están sobreexplotadas. El 34% desaparece por esta sobrepesca. Y el tamaño de sus ejemplares se reducirá a la mitad en 30 años.
Lo mismo pasa en tierra: la sobreexplotación por la agricultura y ganadería intensivas destruye bosques y humedales. La calidad de los cultivos disminuirá tras el calentamiento global, y las importaciones disminurián la seguridad alimentaria de la region.
Cada grado que suba la temperatura reducirá el rendimiento agrícola: en el caso de los cultivos de trigo, calculan que cada grado reduce un 7,5% su producción, y que en 2090 se habrá reducido un 37,5%.
Las ciudades sufrirán, cada vez más, el efecto isla de calor, y las muertes relacionadas se multiplicarán, como lo harán las enfermedades relacionadas con la calidad del agua.
También el aire perderá calidad y se dispararán las enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
Olas de calor, sequías e inundaciones
Los efectos de fenómenos metereológicos más extremos ya se dejan ver: las tormentas ya causan importantes riesgos en las infraestructuras y los medios de subsistencia, que se irán intensificando.
Las olas de calor y las sequías serán más fuertes y frecuentes, con mayor riesgo para las personas más débiles (niños, ancianos…). Aumentarán los desequilibrios sociales.
Y también los desequilibrios interterritoriales: los países del sur y el este del Mediterráneo son ya más vulnerables por su limitada capacidad socio-económica para adaptarse a los cambios. Los conflictos relacionados con la escasez de recursos serán más frecuentes y aumentarán las migraciones humanas a gran escala.
Fuente; Rtve