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La patata lejos de remontar, continúa en caída libre

No es que queramos ser catastrofistas. Es que la situación no solo no mejora, sino que la llegada de producto de terceros países pone aún más al límite al sector español.

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patata

Si hace ya unas semanas, denunciamos la precaria situación que vivía el sector de la patata temprana española, que ni la distribución nacional ni los grandes operadores europeos la demandaba, y cuando lo hacían, era a precios irrisorios, ahora la situación no puede ser peor.

Francia, Alemania, Bélgica, Holanda han comenzado sus campañas de producción nacional, por lo que poco margen tiene la patata española. A principios de junio, el precio que pagaba Alemania era 0,35€/kg. Ahora, no solo en Alemania, sino de media el producto de exportación oscila entre 0,10 y 0,12€. «Precios de derribo», nos apuntan desde el propio sector.

Aún es peor la situación en España. El producto aquí se está pagando a 0,08€/kg. Muy por debajo de los costes de producción, situados en 0,29€/k según UPA.

Y es que ya hay en el mercado no sólo patata temprana de Andalucía, sino también de otras zonas. Si a esto le unimos que en esta campaña hay una mayor superficie de cultivo (+20%) y un importante incremento en la producción (+20%), tenemos los ingredientes perfectos que explican esta situación.

¿Y en Europa?

Como hemos dicho antes, la exportación tampoco salva al sector. Los grandes mayoristas alemanes, entre ellos HZPC, han realizado este año grandes acuerdos con productores en España, pero no solo aquí, sino también en otros orígenes como Egipto, cuyas producciones se han visto retrasadas por las heladas, y es ahora cuando están llegando a los mercados europeos. Y a esto le tenemos que unir que Starmans hace 10 días desembarcó más de 80 contenedores de patata procedente de Chipre.

Todo esto explica la saturación que existe actualmente en los mercados, una situación que  se traduce en importantes pérdidas para el sector español, cuantificadas, en declaraciones en exclusiva a la revista Mercados, en más de 3.000 € por hectáreas.  

¿Qué seguridad ofrecen esas producciones de terceros?

Mientras que a los productores y comercializadores español se le asfixia con certificaciones y auditorias, muy costosas en tiempo y dinero, la patata de terceros países está entrando en Europa sin ningún tipo de control.

No solo no se está garantizando la seguridad alimentaria, controlando el uso de productos fitosanitarios, sino que tampoco se está teniendo en cuenta las condiciones sociales bajo las que se cultiva. Aquí en España  hoy la certificación GRASS es casi una obligación para trabajar en Europa. ¿Pero se le pide lo mismo a Egipto, Turquía, Chipre?. «No me extraña que puedan poner patata en Europa a precios tan bajos si los costes salariales allí son ridículos», apuntan a Mercados.  Se ve aquí claramente los dos raseros de medir que hay en Europa.

Y mientras, ni la Administración ni las diversas asociaciones de productores y comercializadores de patata de España mueven un dedo en defensa de un sector que está viviendo una de sus peores campañas. Que está reclamando soluciones, que las necesita si queremos seguir produciendo patatas en España.

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