Los ministros han destacado la importancia de hacer que el apoyo sea más flexible y eficaz, permitiendo a los Estados miembros respaldar medidas de prevención adecuadas teniendo en cuenta sus particularidades y características geográficas y sin aumentar la carga administrativa de los agricultores. En cuanto a la prevención de crisis, algunos de los elementos clave mencionados fueron la importancia de la investigación, la innovación y la formación, así como el papel de los regímenes de seguros y reaseguros.
Este debate en el Consejo de ministros estuvo basado y precedido por una nota informativa preparada por la presidencia del Consejo en la que se resumen los informes y debates habidos hasta la fecha con relación a la gestión de crisis y se plantea ya la insuficiencia del fondo de la PAC destinado a este objetivo: “A pesar de que este fondo ha demostrado su utilidad, es evidente que no puede ser la única herramienta que sirva para atenuar las consecuencias de los riesgos”.
Según la metodología de la OCDE, también reconocida por la UE, todos los riesgos agrícolas pueden categorizarse en tres riesgos:
–Riesgos ordinarios de la actividad económica: se trata de riesgos inherentes a las actividades cotidianas de los agricultores (como, por ejemplo, enfermedades o muertes de animales, averías de equipos, rendimientos variables de las cosechas o fluctuaciones de la demanda del mercado debido a las condiciones meteorológicas).
– Riesgos negociables: se trata de riesgos que son demasiado grandes para que los gestione una persona, pero que pueden asumirse entre un mayor número de personas (como, por ejemplo, seguros contra fenómenos meteorológicos o la volatilidad de los precios, o fondos de asistencia mutua para determinadas enfermedades).
– Riesgos de catástrofes: se trata de riesgos tan considerables que los mercados (o los aseguradores) no pueden cubrir por un precio razonable (como, por ejemplo, inundaciones extraordinarias, terremotos o enfermedades que amenazan a cabañas ganaderas enteras)
Para FEPEX, el hortofrutícola es un sector con un escaso nivel de ayudas y que depende del mercado para la obtención de sus rentas, viviéndose frecuentemente crisis. Éstas son ocasionadas, en algunos casos, por desequilibrios entre la oferta y la demanda interna comunitaria, y en otros, por desequilibrios provocados por el crecimiento de las importaciones y no hay medidas eficaces de gestión de mercado por lo que se considera necesario mejorar las existentes.