LA UNIÓ de Llauradors denuncia que, ante la parálisis y grave crisis de precios por la que atraviesa la actual campaña citrícola en el inicio de su segunda parte, no existe una respuesta ni por parte de las Administraciones ni de la interprofesional citrícola española Intercitrus.
Pese a la magnitud y gravedad de la situación, la Conselleria de Agricultura no reúne su Mesa de la Producción Primaria ni el Ministerio de Agricultura su Mesa Nacional de Cítricos. Tampoco se sabe nada de la interprofesional Intercitrus, totalmente desaparecida, y si piensa actuar ante los problemas de la campaña en curso, tal vez porque en su seno están representados los mismos comercios que importan luego producción de terceros países como Sudáfrica o Egipto.
Las operaciones comerciales de cítricos son escasas en la actualidad y el porcentaje de fruta sin recolectar en los árboles es muy superior al de otras campañas por estas mismas fechas. El problema más grave y evidente se observa en las cotizaciones de la naranja Navelina, con precios oficiales medios en origen de 0,10 €/kg, una cifra inferior en un 33% a la de la campaña pasada por esas mismas fechas y que no cubre ni siquiera ni los costes de producción. Una parte de la cosecha de la Navelina podría ir a parar a la industria de zumo, pero este año encima los precios son muy bajos.
Las dificultades de la Navelina se están trasladando ya al resto de variedades de naranjas como es el caso de la Lane Late. Sin embargo, esas mismas naranjas multiplican su precio en supermercados hasta un 1.500%, pues se venden en los mismos en una franja entre 1,40 y 2 euros/kg.
LA UNIÓ indica que existe en el campo una gran cantidad de naranja Navelina que no ha salido a los mercados ante la saturación de naranja ya vieja procedente de Sudáfrica y la nueva procedente sobre todo de Egipto, que han taponado la salida de la producción autóctona. Según datos de LA UNIÓ, en solo cinco años, se ha incrementado la importación en la UE desde Egipto un 17,45% (50.000 toneladas más) y en los dos últimos años casi un 15% (43.600 toneladas más y con datos hasta noviembre). El primer país importador es Países Bajos, por donde entra el 51,46% de las importaciones de Egipto, y el segundo curiosamente es ya España, con el 11,67% de las importaciones.
En este sentido, la organización agraria cree que la Unión Europea debe pasar ya de los hechos a las realidades y no puede negar la evidencia del daño que provocan las importaciones en los productores comunitarios. Los cítricos deben ser considerados ya como producto muy sensible frente a las importaciones de terceros países y es necesaria una reciprocidad o adopción de cláusulas espejo para que se cumplan los mismos estándares sociales, laborales y medioambientales en los cítricos de fuera respecto a los de aquí. Para evitar la entrada de plagas letales que hagan todavía más difícil si cabe la producción europea de cítricos, hay que imponer el tratamiento de frío o cold treatment a las producciones importadas de terceros países que tengan riesgo evidente de infestación.
Carles Peris, secretario general de LA UNIÓ, afirma que “la actual campaña citrícola pone en evidencia la incongruencia manifiesta existente. Mientras nuestras cosechas no salen de los árboles o se nos pagan a precios ridículos, aquí se les pone alfombra roja a las importaciones para que nos hundan. Las autoridades comunitarias tienen parte de culpa, pero también importadores que trabajan aquí y allá que no tienen escrúpulos en arruinarnos por engordar más su cuenta de resultados”.